Diario de León

Ofelia Tejerina Rodríguez Presidenta de la Asociación de Internaut

Un análisis (digital) del futuro de León

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No se puede negar que León es una provincia a la vanguardia en la Sociedad de la Información. Es la ciudad que acogió a Incibe en el año 2006 (antes Inteco) y que ha llevado desde ahí un gran esfuerzo de cultura digital a toda España. Sin embargo, queda mucho por hacer.

En el informe anual La Sociedad en Red. Transformación digital en España del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (Ontsi) se señala que, aunque más del 80% de la población española tiene un ordenador en casa, «parece no existir una gran concienciación en materia de ciberseguridad entre los ciudadanos», algo que sin duda debería preocuparnos, y mucho. Con la crisis de la covid-19 todos nos convertimos de repente en «teletrabajadores», «telecompradores», e incluso «teleamigos» o «telefamiliares» y, gracias a la comodidad y la inmediatez que nos ha dado la tecnología, esta tremenda crisis ha sido algo menos crisis. Pero no todo ha sido de color de rosa. A la inmersión en tecnología le ha seguido un importante aumento de la ciberdelincuencia. En ocasiones con ataques mucho más sofisticados y en otras aprovechándose simplemente de la imprudencia, la dejadez, o la despreocupación del individuo conectado. Esto hemos aprendido.

Por otra parte, en cuanto a los servicios de la administración electrónica, aunque se sitúa a España en un honroso segundo lugar, en comparación con otros países europeos, no está tan claro que el ciudadano lo perciba así, al menos no con la eficiencia que cabría esperar de los poderes públicos, ni con el despliegue que sería necesario en zonas rurales.

En el sector empresarial, el acceso a la red con mejor calidad lo tienen un 85,9% de las grandes empresas, mientras que tan sólo un 55,3% de microempresas cuenta con este tipo de recursos. Sobre este aspecto cabe mencionar que el despliegue de la cobertura 5G está previsto, al 100%, para el año 2025, que sin duda mejorará la competitividad de las pequeñas y medianas empresas, la mayoría situadas en provincias como León. Pero no podemos esperar a que esto ocurra para actualizar las economías provinciales. Lo vivido con la pandemia ha de servir para concienciarnos tanto sobre las carencias tecnológicas como sobre los recursos que tenemos al alcance de la mano y no sabíamos. Desde instituciones como la Cámara de Comercio se ha de seguir informando y apoyando estas iniciativas, en aras de un avance económico real en la región.

Entre los planes presupuestarios del Gobierno, tenemos el de despliegue de la Agenda España Digital 2025 . El Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital va a destinar a este objetivo más de 140.000 millones de euros, en cinco años. Solo para 2021 se prevé una inversión de 3.750 millones de euros en «conectividad, 5G, ciberseguridad, digitalización del tejido productivo y de la administración, impulso del ecosistema de startups, la estrategia nacional de Inteligencia Artificial, el impulso de España como polo de desarrollo del sector audiovisual y de videojuegos, la capacitación digital de la población y la protección de los derechos digitales». Pues bien, es hora de exigir que esto se traduzca en el impulso de las economías regionales, como motor esencial de la recuperación. En León es hora de exigir a la Junta y a la Diputación que se pongan las pilas y que sean el canal que se espera de ellos, la gestión de los recursos en el mejor interés de sus ciudadanos y como prioridad absoluta de sus programas de actuación.

Tenemos que cambiar la mentalidad, la cultura y la percepción del carácter digital de la economía; el presupuesto solo no sirve de nada

Y no es solo una cuestión de dinero. La otra cara de la moneda es la educación en competencias digitales. La Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, en su Exposición de Motivos establecía su «preocupación por ofrecer una educación capaz de responder a las cambiantes necesidades y a las demandas que plantean las personas y los grupos sociales no es nueva» lo que traído al presente, desde una perspectiva digital, no puede significar más que un «mea culpa». Si esto no está bien asentado, tanto entre quienes deciden como entre los que reciben los recursos, estaremos malgastando presupuestos, y después de lo que nos ha ocurrido, no nos lo podemos permitir. Debemos empezar desde abajo e invertir más en educación tecnológica, y no solo para menores de edad.

En España antes de la pandemia tan solo un 9% de los ciudadanos no había utilizado Internet nunca, un 66% eran usuarios de la banca electrónica, un 70% eran clientes habituales de comercio electrónico y un 65% tenía redes sociales. Pero, por ejemplo, tan solo un 11% había recibido algún tipo de formación online . Y así, en esas circunstancias, se nos echó encima la pandemia. La sociedad reaccionó a marchas forzadas y se cumplió como se pudo. Ahora nos toca aprovechar este «empujón» tecnológico y comprender de lo que somos capaces. Estamos abocados a convivir con Internet y debemos hacerlo con las mejores garantías (esto incluye también saber desconectar, no lo olvidemos).

Es preciso invertir más recursos económicos en potenciar la digitalización de las pequeñas y medianas empresas, en mejorar la administración electrónica, la ciberseguridad de todo ello y la formación de los ciudadanos. Tenemos que cambiar la mentalidad, la cultura y la percepción del carácter digital de la economía, si no el presupuesto no nos va a servir de nada. Los usuarios necesitamos confiar en la tecnología para incorporarla plenamente a nuestras rutinas, para que nos acerque en vez de alejarnos.

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