Diario de León

José Luis Blanco Valle, presidente del Colegio Oficial de Enfermería de León

Enfermería: historia de un movimiento

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Pocas profesiones han experimentado un crecimiento tan significativo en los últimos cuarenta años como es el caso de la enfermería en España. Sin embargo, para alcanzar tal desarrollo ha habido un claro movimiento profesional sin precedentes tras esa evolución que ha hecho que hoy día seamos claramente unos de los protagonistas de la gestión sanitaria en nuestro país. El mérito de tal crecimiento pertenece a un amplio colectivo de oficios que confluyeron finalmente en 1953 a una unificación de títulos bajo el nombre de Ayudante Técnico Sanitario (ATS).

Pero erraríamos en la verdad si no hiciéramos referencia al poso generado por miles de sanitarios que, con múltiples formas de entender y ejercer el cuidado del paciente, contribuyeron a ese desarrollo evolutivo. Si bien es cierto que tal movimiento comenzó con mayor fuerza a partir de mediados del siglo XIX, la necesidad de contar con auxiliares de la medicina cuyos costes pudieran ser asumibles por el ciudadano, en un territorio donde la presencia rural diseminada era tan notoria, concitó a oficios tan diversos como el de barbero, ministrante, practicante, cirujano menor, cirujanos dentistas y odontólogos o matronas, éstas últimas bajo diferentes definiciones a lo largo de la historia, pero con la inicial titulación creada a raíz de la Ley de Instrucción Pública de 9 de septiembre de 1857.

Más tarde llegarían notorias publicaciones como La Voz de los Ministrantes, en 1864, con la que se iba percibiendo los cambios que sufriría la profesión sanitaria ya que se conseguiría que en 1905 las mujeres pudieran cursar los estudios de practicante. La necesidad de generar marcos asistenciales específicos posibilitó nuevas normativas como la creación del título de cirujano dentista en 1875 que no imposibilitó que los practicantes fueran abarcando todos esos espacios de aquella amalgama de oficios y se constituyera como una carrera tras el real decreto de 31 de enero de 1902. Como escribía antes, la mujer fue adquiriendo mayor protagonismo en la nueva reorganización sanitaria que se gestaba. Nuestro Colegio de Enfermería (practicantes en realidad) nació en 1917 y su centenario posibilitó el levantamiento de la escultura instalada en el barrio de La Palomera. Los colegios profesionales nacían en todas las ciudades de España, lo que llevó a que se regulasen en 1929 y un año más tarde los de matronas. Atrás iban quedando décadas de mucho altruismo sí, pero de mucho trabajo e interés por la regularización y la creación de escuelas para la formación de aquellos oficios que solo he citado someramente. Las damas enfermeras de Cruz Roja Española crearon su programa en 1915, caminando como otro apéndice del ejercicio profesional, aunque en este caso los puestos estaban dedicados a un determinado núcleo de mujeres con un explícito poder adquisitivo.

Ahora tenemos ante nosotros un futuro envidiable contribuyendo a la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario y a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos

La confluencia de estudios y titulación en ATS dio un cambio tan significativo que fue el arranque de lo que hoy hemos, entre todos los sanitarios, conseguido: ser una profesión autónoma y con el respeto de la sociedad. De las últimas décadas dos han sido las fechas que han constituido por sí mismas el auténtico avance enfermero: la creación de la diplomatura en 1977 y, finalmente en 2007, la regulación de esos estudios a grado universitario.

Ciertamente, todos estos cambios han quedado inscritos en la prensa local de León desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Cabeceras como La Montaña , El Porvenir de León o El Mensajero son algunos de los medios que han contado pasajes de nuestra historia, aunque ha sido el DIARIO DE LEÓN quién desde hace algo más de cien años y de manera ininterrumpida a sabido detallar nuestro devenir y cambios. Las nuevas titulaciones, manifestaciones de los presidentes colegiales, nombramientos de practicantes y sus cambios de destino, renuncias a cargos en hospitales, cambios legislativos o situaciones laborales que no justificaban la sanidad que deseábamos construir, son algunos de los ejemplos de su compromiso inequívoco con nuestra profesión.

Ahora tenemos un futuro envidiable contribuyendo a la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario y a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Adentrados en el siglo XXI, queremos seguir construyendo el futuro de la enfermería para garantizar la seguridad de los pacientes, porque somos: graduados, prescriptores, especialistas, doctores, gestor, facultativos e investigadores. Queremos seguir siendo un referente para todos los países europeos. Somos enfermería, porque cuidamos del paciente.

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