Diario de León

Esperanza Fernández | Doctora en Geología y Profesora de la Universidad de León Rodrigo Castaño | Licenciado en Biología Y Divulgador de la naturaleza

El geopatrimonio como valor turístico

Dúos

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Si algo nos ha enseñado el mundo rural que articuló nuestra provincia hasta hace unas décadas es la necesidad de utilizar todo aquello que tenemos a nuestro alcance. En este sentido, León es un territorio afortunado ya que cuenta con un patrimonio natural más que notable. Cuando hablamos de este patrimonio, a nuestra cabeza acuden imágenes de seres de leyenda: lobos, faedos, osos, amanitas, cárabos, roblones y otras criaturas que muchos de nosotros ansiamos vislumbrar en nuestras caminatas. Pero también tenemos otro patrimonio natural, mucho menos conocido aunque igualmente valioso.

El patrimonio geológico está formado por el conjunto de lugares y elementos cuya relevancia geológica ha sido reconocida por diversos especialistas y que, por tanto, han pasado a formar parte de un inventario. Su interés suele ser científico y educativo, porque las rocas son los archivos donde se ha registrado la historia de la Tierra y, con una lectura atenta, nos proporcionan información sobre el pasado, presente y futuro de nuestro planeta. Pero los lugares de interés geológico (o LIG, como suelen abreviarse) tienen también otros intereses que podríamos calificar como turísticos, ya que pueden aportarnos las sensaciones, emociones y conocimientos que habitualmente buscamos en la Naturaleza.

Pues bien, en cuanto a este patrimonio se refiere, la provincia de León cuenta con cinco global geosites, lugares con reconocimiento internacional. A nivel nacional, y a falta de inventariar parte de la provincia, hay ya aceptados sesenta y nueve LIG. Con un valor provincial, es decir con menor interés científico pero con un atractivo turístico importante, tenemos noventa y nueve LIG en una lista que seguirá sumando sitios. Por último, se han elaborado numerosos inventarios locales, como el realizado por el Grupo de Acción Local Cuatro Valles, o el publicado por la Reserva de la Biosfera del Alto Bernesga, entre otros.

Debemos establecer estrategias de puesta en valor del patrimonio geológico vinculándolo, porque es posible, a otros elementos naturales

Y es que en muchos lugares de León, y aunque no nos demos cuenta, la geología es la verdadera protagonista del paisaje. Es ella la que nos permite rendirnos ante la belleza de la niebla levantándose en Picos de Europa, percibir la serenidad del atardecer en Los Oteros, inundarnos de la mezcla de verdes y grises que tejen Babia, asombrarnos de la amplitud de algunos valles bercianos o disfrutar de los sonidos del río Isoba mientras paseamos por su orilla. Son solo cinco, pero en León podemos encontrar centenares de ejemplos.

Además de proporcionarnos placer estético y emocional, las rocas que forman estos paisajes nos cuentan historias que pueden llegar a ser fascinantes. Leyendas de mundos pasados, con frecuencia submarinos, usualmente bajo climas extremos y siempre habitados por seres de aspecto curioso o temible, que hoy están desaparecidos para siempre. Conocer estas historias, aprender que las rocas son algo más que piedras, reconocer paisajes esculpidos por el hielo, ser capaces de comprender el origen del valle que recorremos, asombrarnos al reconocer una señal de vida del pasado o al descubrir una playa en la superficie de una roca… son recompensas extras que se obtienen, con cierta facilidad, cuando visitamos Lugares de Interés Geológico.

A todo esto podemos añadir que el patrimonio geológico tiene algunas ventajas innegables de cara al turismo: siempre está ahí, en cualquier estación y aunque la climatología no acompañe; no cierra nunca y su uso es gratuito; no requiere vigilancia directa; y siempre es diferente, porque si algo tienen las rocas es que cambian con la luz, la humedad o la vegetación. Y también, claro, con la mirada interior de cada persona.

Quizá por estos motivos, en España pero también en otros países, estamos asistiendo a un auge del turismo geológico. Gran parte del mismo se concentra en los llamados geoparques de la Unesco, aunque también hay mucho geopatrimonio en los diversos espacios protegidos. Pero territorios que concentran muchos LIG, como ocurre con la provincia de León, no son solo geoparques en potencia, sino que también pueden funcionar como tales de cara al creciente público interesado en el reto de conocer a fondo nuestra Naturaleza y nuestra historia geológica. Espacios amplios como el macizo del Mampodre, el valle de Fornela, la vega de Liordes o el puerto de Vegarada; lugares arrebatadores como las hoces de Vegacervera o la garganta del Cares; peñas mágicas como las Pintas, el Bodón, el Muxivén o el Teleno; lagunas escondidas como Las Verdes o el Ausente; cuevas como Llamazares o Valporquero; ríos como el Eria o el Curueño, etcétera, conforman una lista casi interminable de sitios que, sin duda, merece la pena conocer y comprender.

Los leoneses somos ricos en patrimonio natural, es innegable. Pero, precisamente por esto, debemos establecer estrategias de puesta en valor y desarrollo del patrimonio geológico, vinculándolo, porque siempre es posible, a otros elementos naturales. Estrategias alejadas del turismo masivo, agresivo y consumista, pero que, al fin y al cabo, permitirían mejorar las condiciones de vida no sólo de quienes disfrutamos de la Naturaleza leonesa sino también de aquellas personas que la habitan.

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