Diario de León

José Antonio Cuba | Presidente de Colproleón

La lluvia amarilla de otoño sobre León

JOSE ANTONIO CUBA

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León

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El tiempo es una lluvia paciente y amarilla que apaga poco a poco los fuegos más violentos». Son las palabras de Julio Llamazares cuando describe con una melancolía certera el éxodo rural, el abandono y la desaparición de una forma de vida en La lluvia amarilla. Detrás de Andrés, último habitante de Ainielle, un pueblo del Pirineo aragonés, sólo cabe la soledad, el silencio y la hiedra que teje cada rincón y se apodera del paisaje.

León tiene mucho de esa lluvia amarilla de otoño que relata nuestro paisano Llamazares. Nuestra historia reciente se escribe a golpe de huidas, de lentos éxodos, de abandonos en busca de un futuro mejor. Del campo a la ciudad y de la ciudad a otra comunidad autónoma. En cada rincón, la hiedra aguarda y se prepara para hacerse dueña y señora de nuestra provincia en un último asalto.

Y todos somos espectadores. En silencio a veces, haciendo ruido otras. Pero siempre con desafortunado resultado. El saldo final sigue siendo el mismo: menos población y menos oportunidades.

En Colproleón representamos a un colectivo de más de 20.000 profesionales. Somos veinticuatro colegios provinciales que dan voz a un amplio segmento de la sociedad. Abogados, ingenieros, gestores, sanitarios… Formados aquí y fuera de nuestras fronteras, con experiencia en nuestros sectores, con capacidad de análisis y decididos a unirnos en una sola voz para que León se convierta en ese lugar donde nacer y también donde elegir quedarse.

Hablamos como profesionales, pero también como ciudadanos, como padres, hermanos, abuelos... No hay casa en esta tierra nuestra que no haya vivido en sus propias carnes ese éxodo obligado, esa ausencia de pulso que pone a nuestros jóvenes con un pie al otro lado de nuestros límites geográficos.

Es una espiral que se retroalimenta. Sobra burocracia. Y falta industria, equipamiento, infraestructuras, proyectos viables para los entornos rurales, ganas de consenso y deseos de alcanzar el bien común en lugar del propio. Con este eco de fondo han crecido nuestros jóvenes, a quienes tampoco hemos sabido transmitir la ilusión de emprender en su tierra. No les proporcionamos un tejido económico, empresarial e industrial solvente y tampoco les alentamos lo suficiente a desarrollar aquí su futuro. La pescadilla que se muerde la cola…

Detrás de Colproleón hay profesionales de todos los ámbitos, que integran instituciones colegiales de los más diversos sectores, algunas de ellas centenarias. Como DIARIO DE LEÓN, que celebra un aniversario más que centenario de la mano de la sociedad leonesa. Enhorabuena por seguir al pie del cañón, por narrar la historia de León y por abrir vuestras puertas para dar voz a todos los colectivos. 115 años ejerciendo como testigo de los avatares de esta provincia. Hambre, guerras, crisis, éxodos, vacas gordas y flacas… En vuestras páginas se ha escrito, se ha dibujado y se ha fotografiado la historia reciente no sólo de León, sino de España. Durante más de un siglo nos hemos desayunado con vuestros reportajes, que nos han transmitido mil y un acontecimientos: las crisis económicas, las reclamaciones del campo, los regadíos, el fin de la minería, las calles del León Solo, la bienvenida a nuevas infraestructuras, el adiós del mundo rural, el azote de la pandemia…

No queremos pueblos deshabitados, sino un León próspero, con negocios pujantes y con jóvenes que salen a descubrir el mundo y vuelven para hacer aquí realidad sus sueños

Evolucionan vuestros formatos, se tambalea el modelo de negocio, sufrís continuas catarsis… redes sociales, fake news , influencers… pero seguís siendo imprescindibles y resurgiendo una y otra vez de vuestras propias cenizas. Cada territorio necesita de los medios de comunicación para dar testimonio de lo ocurrido. Y ahora os necesitamos más que nunca. Para caminar juntos y remar todos en la misma dirección. Para defender el talento y lograr que en León florezcan proyectos que den empleo y riqueza a esta tierra.

No queremos pasear por ese pueblo deshabitado que nos dibuja Julio Llamazares. Lo queremos próspero, con negocios pujantes y con jóvenes que salen a descubrir el mundo y vuelven para hacer aquí realidad sus sueños. Desde Colproleón trataremos de seguir esta filosofía de vida y de trabajo. Se lo debemos a nuestros mayores y también a nuestros hijos.

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