Diario de León

Guillermo Palomero | presidente de la Fundación Oso Pardo (FOP)

El oso necesita periodismo con rigor

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Vaya por delante mi afectuosa felicitación al DIARIO DE LEÓN por su 115 cumpleaños. Me siento muy honrado de participar en esta efeméride, y tengo que decir que me parece una proeza que el periódico haya superado el siglo de vida acudiendo puntualmente a la cita informativa con los leoneses. Puedo imaginar la cantidad y magnitud de los retos que el DIARIO DE LEÓN habrá tenido que superar, y entre ellos, como todos sabemos, el seísmo que internet ha supuesto para los medios tradicionales. Los que trabajamos en otros ámbitos profesionales y hemos crecido con los periódicos de papel somos cada vez más conscientes del valor del buen periodismo. Desde luego parece claro que en el mundo digital existen periodistas excelentes, pero el bombardeo infinito, y sobre todo indiscriminado de información que recibimos a diario puede dejarnos más cerca de la orfandad de conocimientos que de su plenitud. En medio de la inmensidad informativa en donde hay de todo, y mucho espectáculo para llamar la atención, necesitamos más que nunca los referentes, periodistas y medios de calidad, rigurosos, cuya vocación sea informar de forma honesta y basándose en la verificación.

En el ámbito de la conservación, y en especial el referido a los grandes carnívoros como el oso y el lobo, estamos percibiendo en estos últimos años una creciente polarización de la opinión pública, en línea con lo que también ocurre en otras esferas de la realidad, como la política. Al menos esta apreciación es más evidente en las redes sociales, que parecen favorecer el clima de ruido y enfrentamiento. En la Fundación Oso Pardo miramos esta tendencia con cierta preocupación, porque puede llevarnos a desandar un camino que ha costado décadas recorrer, cultivando el diálogo social permanente, en especial con los habitantes del medio rural que viven en territorios oseros. Deberíamos todos ser conscientes de lo importante que ha sido el consenso y el apoyo social para que nuestros osos se hayan librado de la extinción. Y el consenso, que no significa uniformidad de pensamiento sino el resultado de un esfuerzo por encontrar espacios comunes de entendimiento, es lo contrario a la polarización.

El oso cantábrico continúa en peligro de extinción, pero este peligro ya no es tan crítico como hace 30 años, y esta evolución positiva nos obliga a mirar hacia los nuevos retos que plantea la recuperación de los osos en nuestras montañas. Entre estos retos deberá ser muy importante atender al sentir de sus habitantes para seguir contando con su apoyo. El noroeste leonés es uno de los territorios cantábricos que alberga mayor densidad de osos. Nunca dejó de tenerlos, incluso en los momentos en que la especie estaba al límite, y es en ese sentido, junto al suroccidente asturiano, el corazón que bombea ejemplares en su expansión hacia nuevos territorios en Galicia, Zamora y el suroeste de León, y reforzando por el norte la conexión con el núcleo de la Montaña Oriental Leonesa. Tener osos es un privilegio, más en un mundo en donde la biodiversidad comienza a ser un tesoro muy valioso. Pero saber apreciarlo y aprovechar las oportunidades de desarrollo que ello ofrece requiere, entre otras cosas, mucha información a los habitantes que coexisten con ellos, e implicación por parte de las administraciones.

En el libro Osos cantábricos. Demografía, coexistencia y retos de conservación que hemos publicado recientemente, y de cuya aparición el DIARIO DE LEÓN ha informado a sus lectores, dedicamos uno de sus ocho capítulos a la percepción social del oso por parte de la sociedad rural y su presencia en los medios. En él se recoge que el 86,7% de las personas entrevistadas en el marco de un proyecto Life manifestaron que la presencia del oso pardo es compatible con la vida en el mundo rural. Este es un excelente resultado de aceptación que aspiramos a no perder. Pero también encontramos que lo sectores más implicados en esa convivencia con el oso, como son la ganadería, la apicultura, los empresarios turísticos, cazadores y usuarios de ocio y deporte en la naturaleza reclaman más información. Esta es una tarea que consideramos ineludible, y aunque lo venimos haciendo desde nuestros inicios, vemos claro que debemos redoblar ese esfuerzo.

Tener osos es un privilegio en un mundo donde la biodiversidad comienza a ser un tesoro muy valioso, pero saber apreciarlo exige información e implicación

Porque es previsible que en el futuro aumenten las interacciones entre osos y humanos, no sólo porque haya más osos, sino también por el aumento de las actividades de ocio en las montañas y porque el cambio climático reducirá previsiblemente el tiempo de hibernación de los osos. Nuestros osos no son agresivos, pero tampoco son peluches; son animales salvajes y es comprensible que, aunque muchas personas disfruten con su observación, otras no puedan evitar sentir temor, pues los miedos pertenecen a la esfera emocional, como ocurre con el miedo a volar. Por ello, ya hemos empezado a informar sobre qué hacer ante la presencia de un oso y cómo evitar encontrarse con ellos.

En los próximos años vamos a seguir trabajando intensamente para contribuir a afianzar la recuperación del oso cantábrico y su aceptación social. Lo haremos desde el apoyo a la investigación, la conservación de su hábitat, colaborando con las administraciones para mejorar la gestión y tratando de transmitir a la sociedad la importancia de conservarlo. Estamos convencidos de que una información transparente y rigurosa es la mejor fórmula para contribuir a ello. Por eso, el libro antes mencionado es accesible de forma libre y gratuita en nuestra web. Y por eso también consideramos que el oso necesita periodismo con rigor.

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