Diario de León

José Antonio Prada | Responsable de Cáritas Interparroquial de Ponferrada

Respuestas eficientes para necesidades reales

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Me uno a la celebración de los 115 años del DIARIO DE LEÓN, en su tarea de la información diaria sobre la realidad de la provincia y de la comarca del Bierzo. Intentaré en este artículo destacar la evolución que ha vivido en Cáritas a lo largo de mi experiencia de vida. Siendo niño conocí el reparto de la leche americana en los años cincuenta del siglo pasado.

En los años sesenta, en mi época de estudiante, el obispo don Marcelo creó las Cáritas en todas las parroquias. De esta época es el comienzo de las campañas de Navidad. Recorrer estas campañas es ver la evolución de los objetivos de Cáritas y de las necesidades detectadas. En la relación de las campañas más significativas estaca como pionera la del año 1963, que se dedicó a La Cabrera. Años después me estrené allí como sacerdote y será recordada con cariño. El 1977 se puso el agua corriente en algunos pueblos.

La segunda y otras cinco tuvieron por objetivo las personas con discapacidad física. En el 92 se dedicó la última al Centro Social Las Cinco Llagas para discapacitados. En la actualidad atiende a 49 personas y es modelo de acompañamiento e integración.

En la tercera se marcó como gran objetivo de los niños con otras capacidades y la creación del complejo Cosamai. En los años 1965 y 1966 se contribuyó a hacer realidad el centro.

La quinta tuvo por objetivo los mayores con la creación de Hogar 70 en Fuenetesnuevas. Fue también pionera en este campo, acompañada por las residencias de San Juan Bautista, Valdegodos, Villadeciervos, San Lázaro, en Villafranca del Bierzo, y Castrotierra, en La Bañeza. Hoy esta pobreza está atendida por multitud de residencias públicas y privadas.

En la décimo novena campaña, en el año 1981, el objetivo fue la juventud inadaptada y las dependencias. Proyecto Hombre comienza a actuar como respuesta a una nueva pobreza y es larga y amplia la labor realizada en la reinserción de este colectivo.

La campaña número veinticinco, en el año 1987, se marcó como gran reto los transeúntes y los sin techo. La casita de San José y San Genadio, en Ponferrada, son centros de corta estancia que acogen esta pobreza, facilitando estancia, manutención, lavandería, orientación, etcétera. Es un colectivo realmente muy excluido y con orígenes diversos, desde psiquiatría y las dependencias hasta la desestructuración personal y social.

Aumenta el número de usuarios de los programas de ayuda social y la urgencia por la necesidad de esas demandas, porque los pobres son ahora más pobres

A partir de 1997 centré mi labor en el trabajo con Cáritas en la Interparroquial de Ponferrada, siendo entonces el consiliario de la misma.

En Ponferrada había el programa de acogida y ayuda a las familias, desde el año 1962. Se atendía allí en la oficina de la calle Real 63, durante los días laborables. Fundamentalmente se identificaba a la persona y su pobreza, intentando dar respuestas eficaces a su necesidad según posibilidades. Lo mas común eran los problemas de vivienda, ropero y alimentación.

También estaba en marcha el programa de infancia El Urogallo , desde el curso 1992-93. Las acciones significativas eran sobre todo el apoyo escolar, la merienda, los talleres de educación en valores, el ocio alternativo, el campamento, etcétera. Estaba en la avenida de la Libertad, 31, con actividad durante las tardes de los días de calendario escolar y la desarrolló desde el año 2004, también en Flores del Sil, en El Temple, con los hermanos Maristas. Conociendo más en profundidad la labor de otras Cáritas comenzamos a dar respuesta al problema del paro a través del programa de empleo. Fomentar la empleabilidad y la intermediación laboral nos ayudaban a que el trabajo digno fuese la mejor herramienta para la integración de las personas en exclusión social.

Los yacimientos de empleo en los que colocábamos a los usuarios eran fundamentalmente limpieza, hostelería y ayuda a domicilio, que con la generalización de pandemia se han reducido de manera considerable.

En los años dos mil, la afluencia de emigrantes se convirtió en motivo para crear el programa de extranjería y a crear la asociación Interculturas. Acoger, proteger, promover e integrar son los verbos que fundamentalmente definen sus objetivos. La integración, a partir de regularizar legalmente su situación y del empleo fueron los caminos más recurrentes. Es de destacar la anterior integración del colectivo caboverdiano, que nos sirvió de ejemplo en El Bierzo.

Para la integración de los extranjeros trabajamos con Asodebi en la creación de una red de despachos en diversos ayuntamientos del Bierzo, desde Fabero a Puente de Domingo Flórez y desde Bembibre a Villafranca, desde Torre del Bierzo a Toreno, Camponaraya, Cabañas, Cubillos, etcétera. La pobreza en la formación es siempre origen y causa de otras muchas pobrezas. Para paliarla tenemos talleres de costura y manualidades para mujeres, por las mañanas, en calendario escolar, pensando sobre todo en madres de los niños de El Urogallo.

Tenemos clases de español para extranjeros en el horario de mañana igualmente en calendario escolar. Para obtener la nacionalidad se ayuda a preparar el Dele y el Ccese que son los exámenes oficiales para conseguirla.

Posteriormente se alcanzó el convenio con Endesa, en este caso para impartir un curso de electricidad a jóvenes del fracaso escolar, con el fin de reincorporarlos a la enseñanza reglada o introducirlos en el mundo laboral. Consta de 400 horas. Estos cursos los estamos ofreciendo desde el año 2011.

También acompañamos a jóvenes infractores con medidas judiciales, y a otros jóvenes en la búsqueda de sus primeros empleos. Otro programa son los Piaei. Se trata de itinerarios personalizados para la mejora de la empleabilidad de los participantes. Este colectivo lo forman los receptores de Renta Garantizada de Ciudadanía. Se trabaja orientación laboral, habilidades sociales y formación especifica para el empleo. El último programa en incorporar aquí en Ponferrada y la diócesis es el programa Amanecer. Su objetivo es trabajar con la mujer en el contexto de la prostitución y trata. Amanecer es un programa de atención integral y acompañamiento a la mujer en situaciones de prostitución que pretende mejorar las condiciones de vida de estas personas que se encuentran en situación de extrema vulnerabilidad y exclusión social, apoyando procesos de desarrollo y acompañamiento integral hacia la defensa de sus derechos fundamentales y de una vida libre y autónoma a través de la atención en los diferentes ámbitos de trabajo: personal, social y familiar, jurídico-administrativo, socio-sanitario, formativo-laboral y de información y sensibilización social. La pandemia nos ha enseñado que los más vulnerables ante la dificultad se convierten en los últimos. En los programas concretos se nota no sólo el aumento del número usuarios, sino también la mayor necesidad de las demandas, porque los pobres son ahora más pobres.

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