Diario de León

SALUD

Alarma por lo que comen los jóvenes: bollería, precocinados y comida rápida

-Los excesos en azúcares, grasas, sal y aditivos industriales explican que seis de cada diez ciudadanos tengan enfermedades vinculadas a malos hábitos alimentarios, según un estudio de Vivaz
 

Fotografía de archivo de comida basura. UNAM

Fotografía de archivo de comida basura. UNAM

Publicado por
Alfonso Torices
León

Creado:

Actualizado:

Los españoles nos alimentamos rematadamente mal y lo peor de todo es que no somos conscientes. Estamos tan convencidos de tener una dieta saludable que, de media, le ponemos un notable a nuestras comidas.

Sin embargo, la realidad es que hemos abandonado tanto la tradicional y alabada dieta mediterránea como los fogones y nuestra mesa está llena de ultraprocesados, precocinados y pedidos a hamburgueserías, kebad o pizzerías. Así lo certifica un estudio realizado por la aseguradora sanitaria Vivaz, que, además, advierte de que el retroceso en la calidad alimentaria en España, que es generalizado entre los adultos, toma dimensiones de escándalo  entre los más jóvenes .

Las estanterías sin harina y levadura de la primavera de 2020, cuando media España se puso a preparar pan casero fueron un espejismo. Las buenas intenciones del confinamiento, con el redescubrimiento de la cocina casera, la alimentación saludable y el uso de productos frescos, es pasado. La realidad, según desvela el informe elaborado con la ayuda del nutricionista Juan Revenga, es que uno de cada tres españoles confiesa consumir ultraprocesados industriales prácticamente a diario, que dos de cada tres (unos 24 millones) admiten comer platos precocinados más de un día a la semana y que uno de cada diez reconoce que encarga comida rápida dos, tres o más veces por semana.

Niños y jóvenes enganchados a las pantallas toman más comida basura

  • El resultado es que al menos un tercio de las calorías que ingerimos proceden de los insanos azúcares añadidos, grasas saturadas, sales y aditivos que componen esas bombas dietéticas industriales (refrescos, bollería, postres, aperitivos, precocinados) bautizadas como ultraprocesados.

La perversión de la dieta se produce en paralelo al olvido de la cocina casera -solo un 28% de los españoles guisan a partir de alimentos frescos- y al abandono de las buenas costumbres alimenticias de nuestros padres y abuelos: solo el 4% de la población toma a diario las cinco piezas de fruta, verduras y hortalizas que la Organización Mundial de la Salud recomienda y son poco más del 20% los que ingieren al menos dos porciones al día.

Más guisos en el Cantábrico Sí las cifras generales son preocupantes, la realidad nutricional de los jóvenes enciende las alarmas. Han olvidado por completo dónde está la cocina de casa y doblan la ingesta de productos insanos de sus mayores. La mitad consume ultraprocesados casi a diario, el 80% toma platos precocinados con alta frecuencia y uno de cada cinco encarga comida rápida a domicilio no menos de dos o tres veces por semana.

En todo el país se ha degradado la calidad de la alimentación, pero en algunos territorios aún más. Si se toman como baremo los platos precocinados, Baleares, Madrid, Cataluña y Canarias hacen un consumo superior a la media y es en las comunidades bañadas por el Cantábrico (Galicia, Cantabria, Asturias y Euskadi) donde perdura con más asiduidad la cocina casera.

El informe apunta una suma de factores por los que se ha llegado a esta nefasta realidad. Los propios ciudadanos explican que abusan de la comida industrial por la falta de tiempo para cocinar derivada de sus complejos ritmos laborales y porque la mayoría se maneja entre pucheros. El problema es que el mal puede cronificarse. A diferencia de lo que hacían sus mayores, solo el 7% enseña a cocinar a sus hijos.

El precio sería el tercer componente del declive. Para la mitad de los españoles es el factor más relevante a la hora de comprar, por delante de la calidad nutricional o de que el producto sea fresco o no. La tendencia se ha agravado con la ola inflacionista . La mitad reconoce haber optado por alimentos menos sanos y más baratos en los últimos meses. De todas formas, en momentos de normalidad, la preocupación por la dieta saludable es más bien escasa. El 48% de los consumidores ni mira la información nutricional de lo que compra.

Regímenes fallidos La alimentación, su calidad y diversidad, es un factor decisivo para una buena salud . Por eso, no es de extrañar que, como detecta el estudio, el empeoramiento de la dieta ya haya comenzado a pasar factura a los españoles. El 57%, seis de cada diez, están diagnosticados de enfermedades a las que contribuyen, en algunos casos como elemento decisivo, los malos hábitos alimentarios. Hablamos de colesterol alto, hipertensión arterial, diabetes tipo 2, dolencias cardiovasculares o enfermedades digestivas o intestinales crónicas como la gastritis o el mal de Crohn.

La falta de una buena alimentación lleva al 60% de la población a ponerse a régimen en algún momento. Pero, como el esfuerzo no incluye un cambio de hábitos hacia una dieta más saludable sino medidas de choque, al menos la mitad de las intentonas terminan con un viaje de ida y vuelta en la báscula, con más kilos de los que empezaron.

Los consejos básicos de Juan Revenga para una dieta saludable son prácticamente lo contrario a lo hace la mayoría. Pasan por ingerir frutas y verduras en comida, cena y postres, en aplicar a los ultraprocesados el 'cuanto menos mejor' y, sobre todo, en redescubrir la cocina casera, a base de productos frescos. Tarea en la que cree que debe involucrase a los hijos, porque defiende que es la mejor forma de enseñarles a comer sano.

tracking