La Amazonia y un gran loro pintan Ponferrada de verde

Más allá del loro gigante que agitaba las alas, posado sobre un camión con un letrero contra la guerra en Ucrania. Más allá de las bailarinas de la Amazonia, de los danzantes urbanos que se movían al ritmo de Bruno Mars. Más allá de los guiños marineros, con faro incluido, de las marionetas con hilos y trajes a cuadros, o del color verde que marcó el paso de las peñas y los grupos de disfrazados, la multitud que ayer salió a la calle para disfrutar con retraso de la fiesta debido al mal tiempo del pasado martes, fue la verdadera protagonista del desfile con el que Ponferrada se reencontró con el Carnaval casi como en los tiempos prepandemia.

Que finalmente la Peña No lo veo —la del loro gigante por su conjunto ‘Tanganta Manu’— volviera a ganar en la categoría de grupos más numerosos (mil euros) y carroza, como había hecho el sábado en Bembibre, no sorprendió a nadie. Lo que alentó la esperanza, en mundo en guerra, en un mundo que aún está saliendo de la pandemia, fueron las miles de personas que presenciaron el recorrido de los disfrazados (se repartieron 7.000 euros) y las charangas, desde Flores del Sil al Ayuntamiento. Y entre ellas los niños, las niñas, que invadían la calzada al final del desfile, detrás de los vendedores de globos, maquilladas, pintarrajeados, asombrados por la paleta de colores y los sonidos de una fiestas de disfraces en la calle, en una tarde que no estropeó la lluvia, ni los ecos de la guerra, ni los rescoldos de la pandemia.