Diario de León

EL APAGÓN QUE NOS ACECHA

Durante las últimas semanas ha crecido la alarma en Europa sobre un posible apagón energético que dejaría sin electricidad ni gas a la mayor parte de sus países y, en varios de ellos, como el Reino Unido, Austria y Alemania, ya se están tomado medidas para concienciar a la población de que se han de preparar ante esta situación, mediante el acopio de alimentos y sistemas rudimentarios de obtención de calor, tanto para sobrevivir al frío invierno como para poder comer

miguel gutiérrez

miguel gutiérrez

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

La alarma tuvo su inicio en el Reino Unido, donde la caída de las redes sociales hace unas semanas a nivel mundial provocó el pánico entre la población que se vio aumentado ante la escasez de carburante y el aumento de precios de la electricidad, que también se extendió a todo el continente europeo. Ahora, la preocupación de la población ante las insistentes advertencias de científicos y expertos a través determinados medios de comunicación, está puesta en la Navidad, en la que se prevé falta de determinados productos de consumo propios de esas fechas, y para las que ya se habla de desabastecimiento de microchips, así como el encarecimiento de las materias primas.

Fernando Valladares es Doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid, con premios extraordinarios de licenciatura y doctorado y premio internacional Mason H. Hale (Canadá, 1994). En la actualidad, Valladares es profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de España, donde dirige el grupo de Ecología y Cambio Global, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), además de ser profesor asociado de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y explica a Efe la posible situación de un apagón eléctrico y las razones y posibilidades de que se produzca. «Un apagón eléctrico es un riesgo poco probable para que pueda tomar estas dimensiones; puede ser más global, también puede durar más o menos tiempo y hay varias causas que pueden generarlo, no solamente que el sistema eléctrico sea capaz de proveer el pico de demanda», dice Valladares.

LAS REGLAS DEL JUEGO.

Para el científico, otro problema es la cadena de suministros, «entendida en el sentido amplio como algo importante, no sólo como por ejemplo el gas, es decir, que hayas menos gas y menos carbón. Los principales productores de gas están cambiando las reglas del juego económico y, en consecuencia, disminuye la facilidad con la que se puede disponer de él». La alarma tuvo su inicio en el Reino Unido donde la caída de las redes sociales hace unas semanas a nivel mundial, que provocó el pánico entre la población que se vio aumentado ante la escasez de carburante y el aumento de precios de la electricidad. También se extendió a todo el continente europeo. «Lo que no está haciendo bien es que mucha gente opina que si nos ponemos a hablar de esto cundirá el alarmismo, pero hay que encontrar el equilibro de explicar estos temas para que no se alarme en exceso, pero creo que hay que advertir que estas situaciones pueden ocurrir y que, en caso de que se produzcan, hay cosas que hacer y otras que no hacer», argumenta el científico.

Según Valladares «hay un poco de reticencia a hablar del tema o en ocasiones se trivializa o se toma muy a la ligera. La verdad que es poco probable que ocurra, pero en España tendríamos que ir tomando cartas en el asunto como hacen en Austria, Suiza o Alemania, y hacer una campaña tranquila, profesional, para estar razonablemente preparados, aunque la probabilidad sea baja». «Esto siempre está en manos de los profesionales de la comunicación para obtener la mejor respuesta social en cuanto a previsión y nivel de entendimiento», enfatiza el científico. «En mi opinión, como español y científico, creo que lo más importante es no negarse a informar sino informar y no traducir esto como una debilidad, por ejemplo, del Gobierno, que suele terminar siendo el culpable de todo lo que ocurre, porque estas cosas pueden ocurrir y muchas veces no tienen nada que ver los gobernantes. El Gobierno lo que tiene que hacer es informar y, en caso de que ocurra, hacer que tenga los menores efectos posibles», concluye Fernando Valladares.

Ahora, la preocupación de la población ante las insistentes advertencias de científicos y expertos a través determinados medios de comunicación, está puesta en la próxima Navidad, en la que se prevé falta de determinados productos de consumo propios de esas fechas, y para las que ya se habla de desabastecimiento de microchips, así como el encarecimiento de las materias primas. Hacer acopio de combustible, velas, baterías, conservas y agua potable, establecer con familiares y amigos un punto de encuentro y sentar las bases para la creación de una red de cooperación vecinal, son algunos de los consejos que el Ministerio de Defensa de Austria ha adoptado para prevenir a la población si se produce un apagón de electricidad a gran escala.

EVITAR EL CAOS

Como ha manifestado la ministra de Defensa austriaca, Klaudia Tanner «la cuestión no es si habrá un gran apagón, sino cuando», y el Gobierno austriaco ya está tomando medidas para intentar que la población mantenga la calma y pueda contar que los servicios más básicos no funcionarán por un tiempo, para evitar el caos. Entre otras medidas, ante esta situación, Austria ha lanzado una propuesta para preparar sus cuarteles de cara a 2025.

El plan se basa en hacer autosuficientes esos cuarteles, ya que, en palabras del teniente coronel austriaco Pierre Kugelweis, «en caso de un gran apagón, servirán de base de apoyo a organizaciones civiles, como bomberos y sanitarios», puesto que se prevé que este gran apagón se puede producir de aquí a cinco años y las probabilidades de que acontezca, según la ministra Tanner, «son del 100 por 100».

Las causas de esta posible caída del sistema eléctrico son muchas, desde fallos técnicos, sobrecargas por picos de demanda, desajustes en el sistema, un fenómeno meteorológico o hasta el más exótico: que se deba a causas ‘extraterrestres’.

En todo caso, un apagón eléctrico afectaría a todo nuestro entorno, por lo que supondría un peligro real en nuestro día a día, ya no sólo por el desabastecimiento de los recursos imprescindibles para la vida como la alimentación y el sistema de calefacción en invierno, sino para los equipos sanitarios que requieren de la electricidad y de la que dependen muchas vidas.

Las consecuencias de vivir un corte de luz pueden ser peores que la pandemia mundial de la Covid-19 que estamos padeciendo, puesto que, a día de hoy, prácticamente todo lo que utilizamos requiere una conexión a la red.

tracking