Diario de León

La apuesta fallida de la infanta Cristina

Se lo jugó todo a la baza del amor cuando la justicia cercó a Iñaki Urdangarin, por el caso Noos y ahora él ha reinventado su vida de la mano de otra mujer, compañera de trabajo en Vitoria

La infanta Cristina con Iñaki Urdangarín en la Navidad de 2019. DAVID AGUILAR

La infanta Cristina con Iñaki Urdangarín en la Navidad de 2019. DAVID AGUILAR

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Se decía de ella que era la princesa europea que lucía con mayor naturalidad las grandes joyas de la monarquía. Que había nacido para reinar en las grandes ocasiones. La última vez que se coronó, de hecho, lo hizo con una de esas tiaras -la Cartier- solo reservadas para las reinas de España que hoy custodia doña Letizia y que en su día, para el enlace de Victoria de Suecia con Daniel Westling, en junio de 2010, le prestó su madre. En un momento del paseíllo que hicieron los miembros de las familias reales europeas, Iñaki Urdangarin (53 años) besó el hombro de su mujer. Otra vez más. Porque si algo caracterizó a esta pareja hoy rota han sido las continuas muestras de cariño en público. Aquel día, de alguna forma, su cuento de hadas comenzó a desdibujarse. Nunca más se la volvió a ver plenamente feliz. La infanta Cristina (56 años) camina hoy sola. Mantiene su residencia a las afueras de Ginebra, en la casa-fortín a la que se mudó en verano de 2020, y todo indica que su intención es continuar trabajando en Suiza, en la Fundación Aga Khan. Allí se trasladó la familia al completo -en septiembre de 2014- cuando el escándalo del ‘caso Nóos’ hacía inviable su día a día en Barcelona. La segunda hija de los reyes Juan Carlos y Sofía puso tierra de por medio para proteger a sus hijos del acoso mediático al que eran sometidos. Hoy solo la benjamina, Irene (16 años), continúa a su lado. Sus otros tres hijos hace tiempo que ya vuelan por su cuenta. Juan Valentín (22 años) vive en Madrid, Pablo Nicolás (21 años), en Barcelona, y Miguel (19 años), en Londres. «Todos estamos tranquilos y nos vamos a querer igual... Son cosas que pasan y lo hablaremos entre nosotros». Estas palabras, pronunciadas por Pablo Urdangarin poco después de que la revista ‘Lecturas’ mostrara a su padre en portada de la mano de otra mujer, vinieron a confirmar la ruptura del matrimonio. Y, sí, en esta ocasión por terceras personas:_Ainhoa Garmendia (43 años), una compañera del despacho Imaz&Asociados, ubicado en Vitoria, donde Urdangarin trabaja desde hace diez meses como requisito para poder acogerse al tercer grado de su condena de 5 años y 10 meses por corrupción.

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