Diario de León
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León

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josé enrique martínez

Gestor de diferentes actividades culturales, escritor y poeta, Rafael Saravia es bien conocido, además de asociar su nombre a las tareas del Club Leteo. Como poeta cuenta con ocho poemarios; el último, Vena Amoris, añade el subtítulo Cafuné & Revolución, alusivos a sendas partes del poemario. La poesía de Saravia tiende en general, al menos en lo que conozco, a la brevedad no extrema y a una cierta oscuridad que obliga al lector a una atención concentrada en el desciframiento del mensaje. Escribía el italiano Montale que la brevedad debía compensarse con la intensidad, y que el paso de la intensidad al poema oscuro era muy corto. No es mejor ni peor la poesía por ser o no ser oscura, es decir, más o menos inteligible. Las propiedades de la poesía no residen en una mayor o menor dificultad, sino en su capacidad para conseguir en el lector los efectos pretendidos. Si brota de las entrañas, casos de Gamoneda, de Paul Celan o de Valente, logrará conmover, perturbar o sacudir el ánimo del lector. Si no, hablaríamos con Lope de Vega de «versos duros / que ponen la excelencia en ser oscuros».

La primera parte de Vena Amoris reparte en tres grupos los poemas bajo los apéndices respectivos de Sentir, Temblar y Contemplar. ¿Qué siente, el sujeto de esos poemas? ¿Qué es lo que le hace temblar o qué contempla? No es fácil desentrañarlo.

En los poemas primeros sorprendemos palabras como memoria, silencio, mirada disidente, curiosidad abierta y manchada, eslabones perdidos que la memoria precisa... Los poemas de la segunda sección, acordes con el título del poemario, Vena Amoris, aluden a la vivencia del amor si leemos versos como estos: «Sigues siendo mi lloro ahogado, / mi extranjera felicidad, / mi barro bien modelado que construye hogar»; «Es salado este aliento de postre. / Obliga a la remembranza seminal..»; «ella ya no era, ella somos ya». En la sección tercera sorprendemos cantos a la amistad o sobre la memoria y alusiones a diferentes daños o pérdidas o intenciones no fáciles de precisar, además de un canto a León que me parece el poema mejor, acaso porque la efusión se sobrepone al artificio.

Los textos de Revolución, en prosa, nos hablan de una revolución interior (frente a lo que llama revoluciones digitales o una «de esas que cambian el curso de la historia»), pero que tiene «su grado de ruptura»; es una revolución que no agrede ni conquista, sino que, guiada por el afecto, invita al acompañamiento y a la persecución de la justicia.

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