Diario de León

Temporalmente a la vista

La cara oculta de Santa Nonia

El derribo de una vivienda en la calle Ramiro II deja al descubierto el ábside de la capilla heredera de la antigua ermita que la ciudad dedicó a la santa en extramuros

Las obras en la calle Ramiro II permiten contemplar el ábside octogonal de la capilla de Santa Nonia. RAMIRO

Las obras en la calle Ramiro II permiten contemplar el ábside octogonal de la capilla de Santa Nonia. RAMIRO

León

Creado:

Actualizado:

La capilla de Santa Nonia muestra estos días su cara oculta. El ábside de ladrillo de este edificio levantado en 1805, que sustituyó a la antigua ermita del siglo XVI, se puede contemplar desde la calle Ramiro II tras el derribo de una antigua casa de viviendas.

Una imagen que desaparecerá al ritmo en que la obra eleve sobre el solar el nuevo edificio en construcción y que sirve para despertar la memoria del único lugar que queda como recuerdo de lo que fue siglos atrás. El cronista de la ciudad, Máximo Cayón, señala que este entrañable templo de León se alza sobre lo que era el Campo de San Francisco. «Y toma su nombre de la santa leonesa Nonia o Nona, esposa del valeroso centurión de la Legio VII, San Marcelo», a la sazón, patrón de la ciudad que fue mártir decapitado en Tager.

La actual sede de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno lo fue en sus comienzos de la Cofradía de Santa Nonia, pues aunque no consta dónde está enterrada la santa en León «tiene templo y es fervorosa su devoción desde el siglo XII», señala Cayón.

Por documentos que obran en el Archivo Municipal y en la parroquia del Mercado, de la que depende, se sabe que en el siglo XVI fue fundada la «Congregación de los Esclavos de María», siendo conocida la ermita de Santa Nona durante los siglos XVIII y XIX como «Capilla de la Esclavitud». Dadas las malas condiciones en que se encontraba a finales del siglo XVIII fue derriba y construida la actual en 1805. Se estrenó con una imagen de la santa que se conserva aún en el templo.

La actual capilla fue ideada por el arquitecto municipal Gerardo Sánchez Pertejo, con una planta ochavada que ha sufrido diversas modificaciones a lo largo del tiempo. En aquellos tiempos en que la ciudad terminaba en la Cerca Medieval, la ermita llegó a tener un huerto a su alrededor para el sostenimiento de la cofradía. En el siglo XVIII acogió la hermandad de los Siete Dolores, en 1814 los dominicos obtienen su concesión para actos litúrgicos y desde 1816 es usada por las cofradías penitenciales de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad y Dulce Nombre de Jesús Nazareno, que anteriormente tenían su ubicación en el convento de Santo Domingo. Y así sigue hasta hoy. Con Santa Nonia un poco oculta.

tracking