Diario de León
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c Gregorio Vaquero García escribe de las pensiones: Tengo 43 años con bases máximas de cotización. El señor Escrivá dice que si me despiden mi penalización, que quiere ampliar, se produciría desde la pensión máxima legal establecida y no sobre mi base reguladora, que somos unos privilegiados. Entonces, para qué he cotizado por esos máximos. Hasta ahora se penalizaba sobre la base reguladora real (lógico) y si te quedabas por encima de la pensión máxima te igualaban a la pensión máxima y te aplicaban un 2% de penalización adicional (le parece poco). Nadie habla sobre esto, pero es una gran injusticia y fomentará la picaresca, y sobre todo inseguridad en el cotizante, Mientras tanto nadie dice como desapareció el dinero de la caja ese que el Gobierno de turno sacó para solucionar grandes problemas, por cierto que se concedió a fondo perdido y ahora resulta que los que más años hemos cotizado y por bases más altas, tenemos que asistir al cambio de reglas al final de partido y sentirnos culpables y privilegiados.

Mientras tanto, una legión de economistas debidamente aleccionados, se encargan de meter miedo y decir lo mal que está el sistema de pensiones.

Por cierto, ahora vivimos hasta los 200 años mínimo, claro es insostenible... no dicen que algunos expertos están declarando ya que la esperanza de vida bajará por la pandemia en 2 o 3 años.

Por favor, señor Escrivá, explíquelo bien, que no somos tontos. Si esto sucede finalmente así, jamás volveré a creer en ninguna medida ni sistema que proponga el gobierno. Muchas gracias».

c Luis Alberto Rodríguez Arroyo titular su carta ‘Haciendo nación con pegatinas’: «Las pegatinas tienen muchos usos, desde poner de manifiesto una característica que nos agrade, hasta todo lo contrario —denunciar lo que no compartimos o tapar algún error o falta—. Desconozco con qué intención el Gobierno de España —que no sé muy bien quién lo conforma y comparte— ha empapelado las cajas que contienen la vacuna Covid con pegatinas que dibujan el escudo y la leyenda de ‘Gobierno de España’, pero resulta cuando menos curioso. Y lo es porque el Gobierno actual no se ha caracterizado —hasta el momento y todo parece que continuará así— por enorgullecerse de símbolos nacionales —ya Zapatero se empeñó en convertir el concepto de nación en discutido y discutible—. Descartado el primer uso reconocido de las pegatinas, podríamos explorar el segundo y el tercero. Me cuesta creer que no quede nadie sensato en el Gobierno, por lo que descartaré el uso de las mismas con ánimo de denuncia. Por lo tanto el tercero, el ser un remiendo para algún error o falta es el parece más factible. Y es que a Salvador Illa, a Pedro Sánchez y al resto no se les escapa en cada comparecencia que las cosas podrían haber ido mejor. El primero se recoloca nervioso sus gafas tras cada pregunta, el segundo tira balones fuera apuntando a las comunidades autónomas y el resto miran hacia otro lado. Ahora que lo pienso quizá tenían que haber puesto más pegatinas, me parecen pocas».

c Jesús Madrid escribe del ‘Imperio del emotivismo’: «Vivimos en un auténtico imperio del emotivismo político y económico. A menudo escuchamos a nuestro Gobierno hablar de empatía para relativizar la objetividad. El llamado capitalismo de vigilancia, el que han desarrollado las empresas que explotan internet y las redes sociales, tiene como uno de sus objetivos prioritarios atraer, incluso secuestrar, nuestra atención, porque su rentabilidad económica depende de ello.

Se utilizan las emociones para conseguir que estemos pendientes de noticias falsas o de cuestiones supuestamente interesantes, pero en realidad nada importantes. Se deja de lado la capacidad crítica para juzgar y valorar lo relevante, mientras la pulsión instintiva que nos lleva a estar pendientes de una pantalla, de un mensaje de video o de audio, es alimentada con fruición».

¿Confía en que la normalidad regrese a lo largo de 2021

tras superar la crisis de

la pandemia del covid?

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