cartas al director

c Andrés Mures Quintana titula su carta ‘Astorga, un consistorio en entredicho’: «En los últimos días, la prensa y especialmente el Diario, han comentado ampliamente el ‘affaire’ del concejal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Astorga. Un comportamiento por parte del edil comunista que se arrastra desde hace un mes, fecha en que fue protagonista de un accidente de madrugada en el centro de Astorga con destrozos en el mobiliario urbano y la fuga del lugar del mencionado cargo público, que es concejal de Hacienda y teniente de alcalde, cargos que ayudan a sostener la vara alcaldil amarrada por Perandones, en lo que suponemos su postrer mandato, no vaya a suceder que veamos al primer edil, con el correr del tiempo, asistir a los plenos en silla de ruedas. Son 30 años de mandato, envidia de Matusalén. El Diario ha puesto de manifiesto las tropelías cometidas en todos este asunto por el concejal comunista, con medias verdades que van a resultar trolas abultadas y continuadas por las averiguaciones que ha ido haciendo en las últimas semanas la Policía Nacional (comisaría astorgana) y que en algún momento parecen contradecir las gestiones de la Policía Local. Si grave es la actuación del concejal, el silencio vergonzoso del alcalde Perandones en todo este tiempo le pone a él mismo en la picota, pues su actuación reviste perfiles de hacer de ‘tapadera’ de una conducta reprobable por parte de su concejal. Astorga, ciudad de heroica y larga Historia, joya romana y azote de Napoleón, merece dignidad y respeto, lo que algunos políticos de medio pelo no parecen tener para con ella».

c Ramón Porrero Marcos escribe sobre el estado de la ciudad de León: «Como leonés quiero dar a conocer el estado en que se encuentra nuestro querido León, valga decir que está enfermo, anémico, lleno de sarna y garrapatas, parece que no tiene fuerzas para salir de la alcantarilla.

Ahora me quiero centrar en un barrio que fue próspero y de mucha actividad, conocido como Michaisa-La Veguilla- Pacífico. Para mí era el barrio del completo, porque además de las industrias que había, restaurantes, bares, bancos, etc, los trabajadores consumían un completo (café, copa y faria). Pues lamentablemente de lo que había ya no queda casi nada; sí que hay inseguridad, gente desconocida ha quemado una casa, hay varias casas sin habitar por el mismo motivo, se derriban naves para no pagar los altos impuestos.

Cuando llamas a la Policía Local o Nacional, porque desconocidos entran con fuerza en la propiedad, ellos informan a la Superioridad, y las cosas continúan igual. Así las cosas, parece que en León hay gente joven con ilusión, a pesar de que muchos se han tenido que marchar en busca de trabajo, pero me sorprendió la cantidad de ellos que acudieron a escuchar al presidente de Vox en la plaza de Botines, dando vítores y aplausos a León y España».

c Pedro Serrano se pregunta ‘Si todo esto te pasa’: «Si ya no necesitas cuentos para dormir; si ya no juegas al escondite y a la gallina ciega; si ya no tienes las hormonas en ebullición ni el ímpetu de un miura; si ya no pretendes comerte el mundo; si has cambiado la audacia y la osadía por la prudencia; si tu ambición ha dejado de ser virtud para convertirse en defecto; si ya no crees que puedes cambiar el mundo; si ya no confías en los dioses ni en los hombres; si ya no eres esclavo del deseo sexual imperioso; si en tu agenda personal predominan las citas con los médicos; si miras al mundo con conmiseración y sospecha; si el vacío existencial te ha hecho filosofo; si ya no te causa temor la muerte que divisas en el horizonte; si todo esto te pasa, entonces es que ya eres un viejo. Un viejo que ha vivido. Un viejo tal vez perplejo ante el enigma del universo, ante el milagro y misterio de la vida».

c Luis Alberto Rodriguez Arroyo escribe de ‘Los políticos y la verdad’: «Tras la afirmación —probablemente no del subconsciente— de Pablo Iglesias ‘Yo ya no soy político, puedo decir la verdad’, caben varias cuestiones. La primera es si los políticos son proclives a no decirla, la segunda es si no contemplar lo cierto les trae sin cuidado y además no tiene consecuencias para ellos, y la tercera es si la propia condición de político va inexorablemente ligada a modular tanto la verdad que pueda incluso dejar de serlo. Lo cierto es que cuando el río suena agua lleva. Y no resulta preciso ser un lince para adivinar en la comunicación no verbal de quienes comparecen ante comisiones parlamentarias de investigación, en el juzgado o ante el propio electorado —en periodo pre o postelectoral— cierto atisbo de lo que ahora el ex vicepresidente mantiene en público sin que se le caigan los palos del sombrajo. En la actualidad Boris Johnson —por poner sólo un ejemplo— surfea entre la verdad —acudió a celebraciones cuando no estaba permitido— y la mentira —pensaba que seguían siendo reuniones de trabajo—. Es muy probable —como en otros incontables casos— que el premier salga indemne. En ese caso Iglesias sólo nos tendrá que aclarar si ‘mienten por ser políticos’ o son ‘políticos porque mienten’. La verdad es lo de menos. Por cierto, lo sabe de primera mano».

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