Diario de León

Casas de hongos para vivir en Marte

La Nasa busca fabricar ladrillos y paneles con estos organismos para crear y reparar ‘in situ’ futuras construcciones lejos de la Tierra ante la imposibilidad de trasladar otros materiales

Curiosity, el robot explorador en Marte.

Curiosity, el robot explorador en Marte.

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León

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Los ambiciosos planes de la Nasa pasan por tratar de viajar a Marte. Esa también es la idea de Elon Musk, fundador de Tesla. Todos con un mismo objetivo: colonizar otros mundos.

Para que el proyecto sea viable es necesario diseñar las casas y laboratorios que permitan la vida en estos ambientes y lugares lejanos e inhóspitos para el hombre. En la Tierra, los ladrillos, el hormigón y el cristal son los materiales de construcción más habituales, pero no parece que sean la solución urbanística para la Luna o Marte. El traslado espacial de estos materiales es complicado por su peso y dimensiones y porque requeriría gran cantidad de energía. Por ello, la idea menos viable parece viajar con la casa a cuestas y la más práctica fabricarla in situ .

La Nasa trabaja en la búsqueda de materiales biológicos para construir o «cultivar» estas casas. Un grupo de sus científicos centra todos sus esfuerzos desde hace dos años en estudiar los hongos como material de edificación. En concreto, los investigadores exploran las posibilidades del micelio, un grupo de filamentos que constituyen el cuerpo de los hongos. Estos hilos son capaces de formar estructuras más grandes, que podrían permitir cubrir las necesidades de los colonos del espacio.

«El objetivo es que los astronautas puedan transportar un hábitat compacto construido con un material ligero a partir de hongos inactivos capaces de aguantar largos viajes como sería el caso de Marte», explica un portavoz de la Nasa. A su llegada, desplegarían esta estructura básica que, con solo añadir agua, sería cubierta y ampliada por los hongos, y que se transformaría en una construcción con integridad estructural cuando se hornease el resultado.

Las primeras pruebas realizadas por los científicos de la Nasa han sido más que satisfactorias. En los ensayos en laboratorio, los investigadores han logrado construir un taburete a base de micelios a los que se ha dejado crecer durante dos semanas. También han formado ladrillos. El siguiente paso es comprobar cómo se comportan estos hongos fuera del laboratorio. El micelio hace uso de las cianobacterias para crecer. Estas son un tipo de bacterias que usan la energía del sol y el agua para transformar el dióxido de carbono en oxígeno y de esa forma aportar nutrientes a los hongos. Por eso, otra línea de investigación de la Nasa destaca que las construcciones de hongos podrían seguir desarrollándose si fuese necesario regenerar la estructura.

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