viernes. 31.03.2023

La central de La Robla se reduce a escombros

El desmantelamiento de la térmica alcanza ya el 68% de ejecución. Las emblemáticas torres, la chimenea y la caldera, ya son historia
                      La última demolición tuvo lugar el pasado 24 de noviembro, cuando la caldera del grupo II, de nueve mil toneladas y 83 metros de altura, quedó reducida a escombros. MIGUEL F.B.
La última demolición tuvo lugar el pasado 24 de noviembro, cuando la caldera del grupo II, de nueve mil toneladas y 83 metros de altura, quedó reducida a escombros. MIGUEL F.B.

La central térmica de La Robla se va poco a poco desdibujando del paisaje de la cuenca minera leonesa con el desmantelamiento de sus instalaciones, que según los últimos datos de la empresa Naturgy, alcanza ya un grado de ejecución del 68 por ciento y más de 220.000 horas de trabajo hasta la fecha.

Aunque las obras, llevadas a cabo por la empresa vasca Lezama Demoliciones, comenzaron hace ahora un año, no fue hasta mayo cuando se iniciaron las demoliciones de algunos de los elementos más emblemáticos de la central, primero con las dos grandes chimeneas, de 100 metros de altura y 73 metros de diámetro y más de 9.000 toneladas de peso cada una, que quedaron reducidas a 106 toneladas de hierro y 18.000 toneladas de hormigón ante la atenta mirada de miles de personas que siguieron emocionados en directo el final de este emblema de la minería leonesa.

En julio, se acometió el derribo de la primera chimenea, de 200 metros de altura y 4.500 toneladas de peso, mientras que la segunda, de 2.500 toneladas de peso y una altura de 120 metros, quedó reducida en agosto.

Por último, el pasado 24 de noviembre se llevó a cabo la demolición de la caldera del grupo 2. La estructura tenía una altura aproximada de 83 metros y unas dimensiones en planta de 30 metros por 30 metros. Su volumen era de aproximadamente de 120.000 metros cúbicos y su peso cercano a 9.000 toneladas.

La función de la caldera era producir, a partir de la combustión del carbón, el vapor que movía las turbinas. Tras la demolición se ha recuperado 8.800 toneladas de acero y 180 de otros metales, que serán reciclados.

Las obras para el desmantelamiento de la central cuentan con un presupuesto de 12,9 millones de euros.

El grueso del presupuesto, unos 8,2 millones, se destina al desmantelamiento propiamente dicho de las instalaciones mientras que el resto, tres millones se destina a las actuaciones previas a la demolición y otros 1,3 millones en la gestión de los residuos generados, entre otros gastos.

En la demolición de la térmica se generarán 156.443 toneladas de residuos, de las que 87.764 (un 56%, hormigón con el que se construyeron las instalaciones) se reutilizarán en el relleno de balsas de decantación, fosos y sótanos que existen en las instalaciones, a fin de conseguir una parcela nivelada, y otras 68.679 se expedirán para su valorización o eliminación por parte de gestores autorizados.

El proyecto de desmantelamiento de la central presentado por Naturgy en junio de 2019 ante el Ministerio de Transición Ecológica optaba por una «demolición selectiva», que permite rentabilizar en lo posible los materiales susceptibles de reciclaje y genera un menor impacto ambiental que el que produce una demolición convencional.

La central térmica de La Robla apagó su actividad en julio de 2020, después de 50 años de funcionamiento.

El cierre de las centrales térmicas de carbón en España es un proceso desarrollado desde inicios de los años 2010 cuya finalidad es la clausura de todas las instalaciones termoeléctricas alimentadas con carbón en España.

Finalizada su construcción en 1970, la central roblana llegó a emplear a 300 trabajadores en la época de mayor rendimiento, cuando llegó a quemar 130 toneladas de carbón a la hora, todo un hito para la época, al igual que su presupuesto, 2.300 millones de las antiguas pesetas para levantar este conglomerado minero, en cuya construcción se emplearon cerca de 500 obreros.

Poco después de que se procediera a su cierre definitivo, Naturgy y Enagás anunciaron la construcción en los terrenos de la térmica de La Robla de la mayor planta de hidrógeno limpio de España. Con el objetivo de producir hasta 9.000 toneladas al año de hidrógeno renovable, el proyecto contempla la construcción de una planta fotovoltaica de 400 MW y un electrolizador de hasta 60 MW, para cubrir consumo local, inyección a red gasista y posibilitar una futura exportación hacia el noroeste de Europa. El proyecto, que se ubicará en los terrenos que queden libre tras el desmantelamiento de la central térmica de La Robla, cuenta con un presupuesto de cerca de 200 millones de euros.

Con el desarrollo de esta planta, para la que todavía no hay una fecha concreta, ambas compañías demuestran una vez más su compromiso con la transición energética y con las regiones mineras en el marco de la transición justa tras el cierre del carbón.

Naturgy y Enagás llevan años investigando en el desarrollo del hidrógeno ya que el recurso renovable, la infraestructura existente y la posición geoestratégica de España hacen que tenga todo el potencial para convertirse en exportador de hidrógeno en el futuro.

La central de La Robla se reduce a escombros
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