Diario de León

La emergencia continúa

Los científicos confirman mañana la extinción del volcán de la Palma

Los indicadores avalan que el Cumbre Vieja se agota, aunque continúa la deformación del terreno, que alcanza los seis centímetros

cumbre vieja

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Publicado por
Antonio Paniagua
León

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Este viernes se dará oficialmente por extinguida la erupción del volcán de la Palma, si bien nunca se descarta la posibilidad de un rebrote. El Cumbre Vieja se considerará apagado a la vista de que el tremor (la vibración que se produce a raíz de la presión del magma) y las emisiones de lava han desaparecido, mientras que la sismicidad se encuentra en niveles bajos.

El único indicador que escapa a los signos de debilitamiento es la deformación del terreno, que llegó este jueves a alcanzar los seis centímetros, si bien tiende a remitir. En caso de que no se reactive el volcán, figurará como fecha final de la erupción el 14 de diciembre.

La sismicidad, aunque bajo mínimos, se mantendrá a lo largo de los días, dado que al haber emergido la lava y existir huecos vacíos en la corteza, el terreno busca reajustarse, lo cual provoca fracturas. Por añadidura, el magma está en pleno proceso de enfriamiento, circunstancia que hace que disminuya el volumen y se registren fisuras. En la última noche solo hubo tres terremotos y ninguno fue sentido por la población.

Aunque se llegue a Navidad con el Cumbre Vieja en silencio, la situación de emergencia continuará, tanto en lo que concierne a tareas de protección civil como de vigilancia científica. A partir de ahora los geólogos observarán con detenimiento el enfriamiento de las coladas y la estabilidad de los tubos volcánicos, conductos subterráneos por los que se ha desplazado la lava y que pueden desmoronarse si tienen una cubierta delgada.

Los estudiosos del volcán no deben bajar la guardia y han de permanecer en alerta. Como destaca José Luis Barrera, petrólogo, vulcanólogo y miembro del Colegio de Geólogos, "si termina la presión de los gases, el magma permanecerá quieto". Juan Carlos Carracedo, investigador ya retirado que trabajó en la Estación Volcanológica del CSIC en Canarias, recuerda que tras la erupción del Teneguía, que aconteció en 1971, aún se mantienen abiertos algunos orificios que, al introducir en ellos periódicos, se produce la combustión espontánea del papel. Los científicos también permanecerán atentos a la emisión de gases contaminantes. "

El dióxido de azufre huele, pero otros gases como el anhídrido carbónico no, lo que hace que la liberación de este gas sea peligrosa", asegura Carracedo. El especialista pronostica que de las rocas volcánicas seguramente se desprenderán penachos de vapor de agua cuando haya precipitaciones.

"Eso no significa que el volcán haya entrado de nuevo en erupción, el fenómeno carece de importancia". Reconstrucción y limpieza A partir de ahora queda una labor ingente de reconstrucción y limpieza.

La Unidad Militar de Emergencias (UME) se afana estos días en retirar las cenizas de tejados y calles de Las Manchas, barrio que pertenece a los municipios de El Paso y Los Llanos de Aridane. En este momento los militares pueden comprobar cómo progresan sus trabajos y ver cómo los montones de arena van menguando. Recogen montones de cenizas con excavadoras y palas, sin necesidad de ir pertrechados de máscaras de gas y gafas de protección, como hicieron en los peores momentos. Hace solo unas semanas, se quitaba la arenisca y volvía a aparecer al cabo del tiempo por la expulsión constante de partículas.

Tras el estallido del volcán, la vegetación volverá a florecer con fuerza allí donde la capa de cenizas y lapilli (pequeños fragmentos de roca expulsados a la atmósfera) no sean demasiado grandes. Es la cara amable del Cumbre Vieja: pese a la destrucción ocasionada, el picón, como lo conocen los canarios, cuyo tamaño oscila entre los 2 y 64 milímetros, es un magnífico fertilizante para que se desarrollen una agricultura de cultivos mediterráneos y productos subtropicales. No en balde, el lapilli es rico en nutrientes y minerales, elementos que confieren al suelo una mayor porosidad, al tiempo que absorbe la humedad ambiental. Por esta razón, a pesar del peligro que entrañan, las tierras volcánicas atraen población.

En breve empezarán las labores de recuperación para reparar unos destrozos dramáticos: 1.676 edificaciones destruidas en casi tres meses de erupción, de las que 1.345 eran viviendas, según los datos contenidos en el catastro. Además, 1.237 hectáreas de superficie han quedado afectadas por las coladas.

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