Diario de León
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León

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alfonso garcía

Qué gran y hermosa novela, de alta paginación que, sin embargo, mantiene el aliento y el interés sin rebajar la tensión en ningún momento. Todo comienza cuando Adela Fitzberg, enamorada de Marcos, un balsero cubano, ven una fotografía que alterará su existencia y habla de un pasado común, encarnado, entre otros, en sus propias madres: «Todos aquellos personajes de la imagen subida por su madre [de Marcos] habían sido presencias constantes en su niñez y adolescencia, hasta que se fueron desgajando del grupo, unos hacia la muerte, otros salidos de Cuba por distintos caminos y hacia diversos destinos…». Veinte años de amistad compartida y después «se desataría la tormenta que alteraría de forma extraña y definitiva las vidas de cada uno de los miembros del Clan». El Clan, disperso ahora por otros países, España entre ellos, es un clan deshecho –son eso: «Polvo en el viento… Pero con muescas y cicatrices»-, el símbolo del destino de una generación. «Por qué se iban tantos?». ¿Qué infierno escondía aquella huida? En el contraste entre quienes marchan y se quedan en la capital de la isla, el lector asiste a una sucesión de desapariciones, falsas identidades y muertes, desconfianzas, traiciones y engaños, secretos, problemas y pérdidas, desarraigos, amores y sexo… Una novela grupal, coral, una historia de historias que, además de ofrecer el panorama social de los escenarios, especialmente el cubano, con énfasis en los momentos más difíciles, se adentra en la insondable realidad del alma humana, con personajes tan interesantes y definidos, entre los que uno se apega de forma especial a Elisa y Adela. Al aliento del narrador provocando la intensidad que atrapa al lector, es bueno subrayar la precisión del encaje de tiempos, personajes y acciones que confluyen, generando de forma individualizada, global por supuesto, una intriga provocadora. Contado todo con la pulcra y precisa filigrana de la prosa del cubano, fluida y atractiva, llena de fortaleza, densa pero muy ágil, personalísima, inconfundible estilo de uno de los más altos representantes actuales de la literatura en lengua española.

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