Diario de León

CON MUCHO GUSTO

Restaurante El Buche. República Argentina 1. Reservas en el (987) 25 00 28

FERNANDO OTERO

FERNANDO OTERO

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León

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No es el buche lo que se llena en el restaurante (que también). Es el alma. Y la vista. Porque después de siete años de funcionamiento continuado, la redistribución de la sala entra por el ojo, y en lo que el gusto y el olfato se deleitan con el tacto que Luis Álvarez Gallardo y el resto de su equipo le ponen al cliente en el oído, la experiencia se convierte en un canto a los sentidos.

Porque ahora ya se cuenta con una capacidad de 50 personas en la sala, dispuestas a dar cuenta de lo mejor de la cocina tradicional leonesa, que se combina en carta con los menús de degustación y los platos de autor que ofrece la casa.

Más de cien referencias cuenta la vinoteca de la casa. Los caldos forman parte del punto fuerte de la oferta del local, que hace de su céntrica ubicación solamente un punto añadido a las excelencias del establecimiento. Buen servicio, trato esmerado y constante atención al cliente hacen del restaurante-vinoteca una referencia de la gastronomía local.

El Buche es un templo. No toma su nombre de la sección del esófago de las aves que reblandece el alimento antes de triturarlo en la molleja. El buche es una cría de burro zamorano-leonés. Luis y su hermano tomaron la acepción de la palabra en homenaje a su padre, que los bautizó con este apodo cuando eran pequeños. Y así, desde 2013, la tradición continúa a la vera del monumento a Guzmán El Bueno.

¿Recomendaciones? Infinitas. Cecina de burro, Croquetas Buche,

Vegetales Salteados al Dente y Huevo a 62º, Raviolis de Rabo con «Puré de Robuchón», Callos ‘Los de mi Abuela y mi Madre’, Merluza del Cantábrico a 52º con Cremoso de Tubérculos, Chuletillas, Cous-Cous y Vegetales, Costillas de Ibérico sin Hueso cocinadas 12 horas y la excelencia de los postres; Sopa de Chocolate Blanco y Sorbete de Maracuyá, Torrija de Brioche Caramelizada con Helado de Yogurt, Granizado de Lima y Crema de Mora Silvestre y todo un abanico de sensaciones para deleite de los paladares más refinados y de los comensales más exigentes.

Por el menú del día se pagan 17 euros. Por el menú degustación, 38. Hay sensaciones que el dinero, no obstante, no puede comprar. Disfrutar de una experiencia de estas características, es una de ellas. Un trocito del cielo está en la tierra. Y tiene forma de restaurante.

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