Diario de León

Matías Llorente

Matías Llorente: «El consumidor tiene que exigir productos de nuestra tierra en beneficio del desarrollo rural»

Llorente apuesta por el relanzamiento de los Productos de León y augura que la tienda ‘online’ les permitirá dar un salto

Llorente apuesta por el relanzamiento de los Productos de León y augura que la tienda ‘online’ les permitirá dar un salto

León

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Lo marca de Productos de León la creó Matías Llorente (Cabreros del Río, 1951). Ahora, 28 años después insiste en su fuerza como reclamo para el desarrollo rural y freno a la despoblación.

—Después de 27 años, desde que los fundó, ¿qué es lo que más ha cambiado?

—Ahora mismo tenemos una demanda que a veces casi no podemos atenderla por el interés que tiene la mayoría de la industria agroalimentaria. En aquella solo había una DO, que era la de vinos del Bierzo, y ahora tenemos 14 marcas de calidad. La evolución ha sido hacia tener muchas más empresas alimentarias asentadas en el mundo rural y garantizar una calidad mucho más alta de la que había debido a los nuevos sistemas de producción y de fabricación.

—Sin embargo hay menos agricultores y ganaderos de los que había entonces.

—Una industria agroalimentaria, una IGP o una DO puede tener una calidad importantísima, pero si no hay hombres y mujeres detrás que cuiden el ganado y cultiven la tierra, sirve de poco esa industria. Ahora mismo, la industria se ha potenciado muchísimo, pero nos hemos olvidado de la base. No hay un relevo generacional. Tiene que haber un impulso a través de contratos con los agricultores y los ganaderos que garanticen un precio para que puedan vivir dignamente y producir esos productos para la industria. Si no, hay un problema de futuro muy grande por ese desabastecimiento de las materias primas porque no hay gente para ese tipo de industrias.

—¿De qué manera les explicaría que hay una oportunidad para esa incorporación?

—Yo siempre digo que pase lo que pase, vengan las cosas como vengan, haya las crisis que haya, el homo sapiens tiene que seguir comiendo. La comida sólo sale del mar o de la tierra. Siempre va haber un sector primario que será necesario imprescindible. Nuestros padres nos dijeron muchas veces por la situación que se vivía que nos marcháramos del campo. Ahora, a medida que va habiendo crisis en otros sectores, está habiendo bastante incorporación al mundo rural. Se está incentivando, pero tiene que haber algo más. No sólo consiste en venir al campo, sino que tiene que haber una garantía en la venta de los productos. Eso solo se puede hacer con acuerdos con la industria agroalimentaria o a través de cooperativas. Cada vez vamos a tener más necesidad de esta gente. El campo y la ganadería te permiten la libertad, te permiten vivir dignamente y sobre todo ahora mismo, si al final en el año que viene tenemos la cobertura total de la conectividad, en nuestro mundo rural tendríamos en nuestras manos conjuntamente con la sanidad los servicios necesarios para que se puedan establecer.

—¿No hay servicios porque no hay gente o no hay gente porque no hay servicios?

—Si queremos mantener un medio rico rural vivo y queremos que siga habiendo gente que trabaje en la agricultura, que cuide el ganado y que tenga producción de alimentos tenemos que establecer servicios. Se necesitan unos servicios de transporte, tiene que haber unos consultorios médicos que garanticen la asistencia de salud, tiene que haber conectividad, debemos tener los 100 megas mínimo que tiene la mayoría de los ciudadanos; algo que está muy avanzado para el próximo año. Pero además hay que pensar que la gente joven tiene familia y, si tienes familia, tenemos también que pensar en las escuelas. Sobre todo hay que establecer un transporte de tal forma que en el menor tiempo posible se pueda llegar a los servicios que están en la cabecera o en el municipio. Por lo menos a nivel municipal tenemos que mantener el máximo de los servicios. No podemos decir a la gente que vaya a vivir al mundo rural, si no hay economía. A mí me pueden vender la moto que les dé la gana, que está el aguilucho lagunero, que podemos ver el lobo por la tarde, pero yo ¿de qué vivo? Nos guste o no hay que empezar a hablar de mancomunidades que den la mayoría de los servicios a los pequeños ayuntamientos. Estas mancomunidades harán que los ayuntamientos tengan un ahorro económico y que, además del capítulo uno y dos, puedan invertir en permitir viviendas para la gente joven que viene, en accesos a las explotaciones y en facilitar los terrenos comunales. Hay posibilidades. ¿Qué es lo que ocurre? No habido un planteamiento social de esas posibilidades hacia el exterior.

—¿Cuál es el camino de los Productos de León ahora?

—Tenemos 91 stand y 96 empresas para la feria. Los empezaremos a llamar a Alimentos de León; productos es muy genérico y alimento es lo que estamos produciendo. Después de esta feria habrá una serie de promociones por el norte, más las dos campañas de Navidad, una en el Bierzo y otra en la provincia. Todo va a significar un relanzamiento, volver a aquello que se había perdido los últimos años. Además, ya está adjudicada la tienda online que vamos a poner inmediatamente en marcha y permitirá una salida muy importante de estos productos. La mayoría de los productos de nuestra tierra son artesanales, con producciones limitadas que garantizan una calidad de la salud del consumidor. Les pediría que se mantengan ahí y que podamos seguir con esa producción, esa calidad y no pasar otro nivel en el que habría problemas. Hay una posibilidad muy grande con la nueva PAC de 2023: la diversificación de los cultivos. Tenemos en la provincia de León empresas en el tema de legumbres que van a tener una importancia muy grande. Igual en vez de traer las alubias del Canadá es mejor hablar con los agricultores y pasar de 5.000 hectáreas a las 22.000 que teníamos antes, pero con unos precios que nos sean rentables; o patatas, que tenemos zonas del tuerto y la Cepeda garantes de calidad y, sin embargo, se importan de Bélgica, Holanda y de Francia. Podemos tener una salida muy importante de productos con un valor añadido grande sin salir de la provincia. Es algo que nunca se ha desarrollado aquí. Preferimos lo que viene de fuera a lo que tenemos aquí. Hay que empezar a hablar de productos de cercanía, de medio ambiente y de garantizar el cambio climático, que no seamos los culpables, sino los que estamos intentando que no se produzca.

—¿Por qué ha pasado todo eso?

—Cuando llegamos a la Unión Europea, después de todos los años del abuelete que perdimos con respecto al resto de Europa, llamamos a unas puertas y nos dijeron: muy bien, españolitos, vais a entrar en la Unión Europea, pero vais a ser consumidores. Los grandes países en ese momento como era Inglaterra Francia y Alemania tenían excedentes de sus productos. Lo primero que hacen es garantizar la alimentación de sus habitantes y el resto lo sacan fuera. Cuando llegamos allí, nos dijeron que había que importar 7,5 millones de toneladas de leche y derivados, y que a las ganaderías de menos de 70.000 litros de producción os damos tres duros y abandonáis. Con el azúcar, Inglaterra Francia y Alemania tenían tanta producción de secano como nosotros de regadío; nos dijeron que quitáramos la mitad, nos dieron una limosna y ahora mismo estamos importando 720.000 toneladas a esos países. En el vino, pasó lo mismo. En las alubias se eliminaron los contratos y los almacenistas y transformadoras prefieren la cranberry de Estados Unidos, la blanca del Canadá y la pinta de Turquía, cuando no se ha hecho nada por fomentar dentro de los 136.000 hectáreas de regadío estos cultivos anteriores. Se nos acusa de una contaminación y unos gases invernadero, pero no se habla para nada de lo que emite el transporte, que viene de Canadá o de Estados Unidos. En vez de potencia de los sectores primario se potenció el abandono de esos sectores a cambio de la importación. Como veníamos de dónde veníamos, con esa dictadura, en cuanto se nos dejó libre, todo lo de fuera era mejor que lo de dentro porque aborrecíamos lo que teníamos en esos 45 años. Esa es la consecuencia de una sociedad que ha abandonado los sectores primarios. Ahora, tiene el problema de que no tiene el abastecimiento de la mayoría y dependemos de fuera. Mientras hay excedentes en el resto de los países iremos bien, pero el día en el que no lo tengan, primero será para ellos y a ver de qué comemos, como está pasando ahora con los cereales. 

—¿Qué les pediría a los consumidores?

—Que exijan un sello, que miren esa letra pequeña para ver de dónde es el origen. Si empezáramos a reclamar productos de nuestra tierra con un sello que garantice que se ha producido aquí, sería un avance importantísimo para la industria agroalimentaria y el consumo. Simplemente les pido eso, que mire en la letra pequeña del origen y que lo rechacen, que pidan y exijan productos de aquí. Cuando vas a Valladolid todo el mundo te identifica con el vino de Valladolid. Nosotros tenemos también esos vinos. ¿Por qué no se pide un vino de León, un Albarín o vinos de aquí? El consumidor tiene una fuerza importantísima, pero tiene que utilizarla en exigir productos de nuestra tierra con un sello de calidad en beneficio de ese desarrollo del mundo rural, de mantener esa población y de mantener los servicios.

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