Diario de León

TRES CUARTOS DE SIGLO DE ISRAEL

El 14 de mayo de 1948 se produjo la Declaración de Independencia de

abir sultán

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El origen del Estado de Israel se sustentó en la fuerza del movimiento nacional sionista, que vio reconocidos sus objetivos por el gobierno británico en la Declaración Balfour y en las resoluciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Sin embargo, la disputa del territorio entre Israel y los habitantes árabes de Palestina ha provocado varias guerras desde 1948, en un conflicto que permanece vigente.

Los representantes judíos liderados por David Ben Gurión, declararon hace 75 años la creación del Estado de Israel en el Museo de Arte de Tel Aviv, de acuerdo al plan previsto por Naciones Unidas. Ese día se congregaron miembros del Consejo Nacional Judío y de la Organización Sionista Mundial, además de dirigentes políticos, religiosos y militares, jefes de organizaciones económicas y periodistas. La ceremonia se celebró en un salón presidido por un retrato del fundador del sionismo Theodor Herzl entre dos banderas con la estrella de David.

Ben Gurión leyó la Declaración de Independencia y posteriormente el primer manifiesto del Consejo Provisional del Estado. El texto se hacía eco de la resolución 181 (II) aprobada por la ONU, que determinaba la partición del territorio palestino en un estado judío y uno árabe, que fue únicamente aceptado por la comunidad judía.

La histórica declaración tenía carácter laico y garantizaba la igualdad de derechos y libertades para todos sus ciudadanos, aunque establecía un vínculo con la cultura y la religión de los antepasados judíos. En este sentido, hacía referencia a ‘Eretz Israel’ (Tierra de Israel), considerada la cuna de los judíos antes de ser expulsados por los romanos hace dos milenios.

Ben-Gurión, presidente de la Agencia Judía, fue designado primer ministro, y Jaim Weizmann, presidente de la Organización Sionista Mundial, se convirtió en el primer presidente del país. A la una de la madrugada del día siguiente, el alto comisario Alan Cunningham abandonó el puerto de Haifa junto con las últimas autoridades británicas. La fecha de expiración del mandato coincidía con el sabbat, motivo por el cual las autoridades judías adelantaron la ceremonia oficial al día anterior.

Los países fronterizos árabes (Líbano, Siria, Irak, Transjordania y Egipto), que no aceptaron la resolución de la ONU, invadieron al nuevo país, dando así comienzo a la primera guerra árabe-israelí, que duró un año y se decantó hacia el lado judío.

Las dos superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, junto a otros países reconocieron los derechos históricos del pueblo judío a tener su propio Estado. Israel se incorporó como miembro de Naciones Unidas al año siguiente. En la actualidad, el 83 % de los países miembros reconocen a Israel.

Sin embargo, los palestinos denunciaron la denominada ‘Nakba’ (catástrofe), el desplazamiento masivo de la población árabe, expulsada por tropas israelíes, a países vecinos.

La creación del Estado israelí fue el resultado de un proceso favorecido por la organización del movimiento nacional judío del Sionismo y el reconocimiento del gobierno británico en la Declaración Balfour de 1917.

El Sionismo como movimiento nacional judío se constituyó en el último decenio del siglo XIX con el objetivo de crear una entidad política independiente en territorio palestino para facilitar el regreso de los judíos a lo que consideraban su tierra de origen. Aunque el germen del pensamiento sionista se encuentra en las corrientes místicas y religiosas, Teodoro Herzl lo reformuló en clave política y nacionalista con la publicación de El Estado Judio (1895) y la creación de la Organización Sionista Mundial (1897).

La expresión política de la conciencia colectiva del pueblo judío pasó de esta manera a disponer de estructuras políticas y de órganos financieros y económicos orientados a lograr su territorio histórico. Miles de judíos rusos, polacos y ucranianos que huían del antisemitismo padecido durante siglos en Europa ya se habían asentado en la década de 1880 en territorio palestino en la primera gran ola de inmigración judía.

La otra circunstancia decisiva para los intereses judíos fue la carta del ministro Arthur Balfour a Lord Rothschild en 1917, en la que el gobierno británico se mostraba favorable a la creación de un hogar nacional judío en Palestina.

El final de la I Guerra Mundial había supuesto el hundimiento del Imperio Otomano y la administración británica del territorio palestino como Mandato.

La revelación del texto en 1919 y su traslado a la jurisdicción de la ONU tres años después provocaron la indignación de los árabes, dando así al inicio del trágico enfrentamiento en la historia del Próximo Oriente.

Si bien la colonización del territorio se había iniciado a finales del siglo XIX, la victoria diplomática a los judíos fue la consecuencia inmediata del Holocausto, la masacre de millones de judíos por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Desde su fundación, Israel se ha enfrentado en varias guerras con los países árabes de su entorno, que apoyaban el movimiento de autodeterminación de Palestina y ha visto cómo se modificaba la configuración de los territorios en disputa. Si en la primera árabe-israelí Israel pasó a ocupar el 77 % del territorio, en 1967, tras la Guerra de los Seis Días, controló la totalidad de Gaza y Cisjordania, lo que generó un nuevo éxodo de medio millón de habitantes.

El último gran conflicto bélico fue la guerra de Yom Kipur en 1973, que enfrentó a Egipto y Siria contra Israel y permitió a los egipcios recuperar el Sinaí. Tras años de atentados y asesinatos por parte de ambos contendientes, la Organización de Liberación de Palestina (OLP) y el Gobierno de Israel firmaron los acuerdos de paz de Oslo en 1993.

El convenio establecía la retirada israelí de Gaza y una autonomía palestina en forma de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que se haría con la administración de la mayor parte de Cisjordania. En la actualidad, el conflicto continúa vigente y los frentes de Gaza y Cisjordania experimentan constantemente una escalada de violencia.

La franja de Gaza, controlada por Hamás, una formación política considerada terrorista por parte de la comunidad internacional y que se niega a dialogar con Israel, mantiene un intermitente intercambio de misiles con las fuerzas israelíes. Cisjordania también vive violentos enfrentamientos a causa del desalojo de familias palestinas y la construcción de asentamientos de colonos judíos en su territorio, práctica condenada por la ONU.

Este mismo año se produjeron violentos enfrentamientos en la Explanada de las Mezquitas entre los palestinos que querían rezar y la policía israelí. Aunque recientemente varios países árabes han normalizado sus relaciones con Israel, la inestabilidad política que vive la región no augura la posibilidad de un acuerdo de paz.

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