Diario de León

De cara al paciente

Dieciséis personas trabajan 24 horas en Admisión de Urgencias del Caule

Sergio Rodera, Carmen García Barrios, Esther Iglesias Gutiérrez, María Luz Prieto Pérez y Gloria Morán Blanco. RAMIRO

Sergio Rodera, Carmen García Barrios, Esther Iglesias Gutiérrez, María Luz Prieto Pérez y Gloria Morán Blanco. RAMIRO

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León

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ana gaitero

LEÓN

Más de 300 personas acuden a diario a una urgencia al Hospital de León. Para ser atendidas por el dispositivo sanitario, primero tienen que pasar por las ventanillas de Admisión de Urgencias. Un servicio de cara al paciente que gestiona el recorrido burocrático que abre la puerta asistencial al centro hospitalario.

Dieciséis personas, auxiliares administrativos, trabajan de forma continua en un departamento que se ha tenido que adaptar al covid no sólo físicamente, sino también psicológicamente.

«El mes de marzo era un tú a tú, sin cristalera y con la gente que tiende a meterse por la ventanilla. Nos pilló sin protección. Teníamos miedo a coger los papeles, las tarjetas... andábamos por el hospital y no sabíamos cómo podía contagiarse», explican en el turno de mañana del martes Carmen García Barrios, jefa de la unidad, Esther Iglesias Gutiérrez, María Luz Prieto Pérez y Gloria Morán Blanco, acompañadas en la jornada por Sergio Rodera, un estudiante en prácticas de Documentación y Administración Sanitaria. Tuvieron que establecer circuitos de limpio y sucio para los documentos y el personal que hacía el registro de pacientes covid fue trasladado a otra dependencia, aislados y casi sin poder moverse. Fueron meses intensos y duros. Pero no se contagió nadie y recibieron puntualmente el apoyo de Admisión Central para dar respuesta a toda la demanda.

Desde mayo atienden a través de una cristalera y con micrófonos cuyo cableado cuelga pegado a la mampara como si fueron los cables de un gotero. «Es provisional, mientras se hacen las obras de Urgencias», matizan. Admisión trabaja en tres turnos con tres personas de mañana, más la jefatura, cuatro o cinco por la tarde y dos de noche. El goteo de personas es incesante, pero es por la tarde y primera hora de la noche cuando se produce más afluencia. «Psicológicamente estamos mejor, al principio era tremendo el ritmo de trabajo y los cambios», comentan. Nadie se contagió después de todo.

Aparte de la atención presencial, reciben muchas llamadas por las restricciones de acompañamiento. «La gente te llama para saber de sus pacientes y muchas veces no puedes decir por protección de datos y porque están todavía en proceso de atención. Al registrar a cada persona cogemos un número de teléfono para que luego el médico llame, pero pueden pasar varias horas y entendemos que es angustioso para los familiares», explican.

En la segunda ola de la pandemia todo ha cambiado. «Sentimos que el hospital va por delante en planificación y organización. Al principio íbamos por detrás», aseguran. El servicio de Admisión de Urgencias no sólo hace el papeleo de entrada y salida del hospital. Cuando hay ingresos —57 en un día como el lunes— tienen que ocuparse de buscar la cama.

Actualmente, no hay problema para asignar plaza para personas con covid; todo el edificio de Virgen Blanca, excepto dos plantas, está dedicado a esta patología. Empieza a complicarse asignar cama a pacientes de otras patologías, al contar tan solo con el edificio de Princesa Sofía.

Son tareas de Admisión los traslados a diferentes hospitales —una gestión que suele llevar muchas llamadas y bastante tiempo— y la facturación a pacientes de accidentes de tráfico, trabajo o escolares a sus seguros, así como a extranjeros sin tarjeta sanitaria española y otros colectivos. «No siempre se cobra, pero hay que hacer las gestiones», puntualiza Carmen García Barrios, jefa de la unidad.

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