Diario de León

La deforestación, al ritmo de excavadoras

Desertización e incendios en Brasil conviven con las obras de asfaltado de una carretera de 900 kilómetros que conecta a los dos millones de Manaos con el sur del país

Vista del Lote C de la carretera federal de casi 900 kilómetros de extensión. RAPHAEL ALVES

Vista del Lote C de la carretera federal de casi 900 kilómetros de extensión. RAPHAEL ALVES

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La deforestación y los focos de incendio conviven, lado a lado, con las obras de asfaltado de la BR-319, la cuestionada carretera brasileña que está dejando un reguero de devastación a su paso por la Amazonía. En el llamado Lote C de esta carretera federal de casi 900 kilómetros de extensión, la única que conecta la ciudad de Manaos y sus dos millones de habitantes con el sur del país, se trabaja a destajo desde hace poco más de un mes.

Es un desfile de excavadoras, máquinas pavimentadoras y camiones cargados de arena en mitad del mayor bosque tropical del planeta. El objetivo: asfaltar por lo menos doce kilómetros antes de que acabe 2022 y un total de 52 en los próximos tres años. «Es una guerra. Estamos corriendo contra reloj porque aquí es una región donde llueve mucho», afirma a Efe Osmildo Machado, encargado de las obras.

La BR-319, que conecta las ciudades de Manaos y Porto Velho, es uno de los proyectos de infraestructura más controvertidos de la Amazonía y amenaza con destruir una de las zonas mejor preservadas de vegetación autóctona. Fue construida por la dictadura militar (1964-1985) dentro de su plan desarrollista para el bioma, que hoy intenta resucitar Bolsonaro, aspirante a la reelección en octubre y bajo cuya gestión la tasa de deforestación ha alcanzado niveles récord.

La falta de mantenimiento la hizo impracticable, llegando incluso a cerrarse al tránsito durante algunos años. Hoy es una vía en pésimas condiciones, apenas asfaltada en sus dos extremos, desde donde avanza la deforestación, y en la que abundan los baches y los agujeros.

El asfaltado de esa parte, muy criticado por organizaciones ecologistas y objeto de demandas judiciales, es hoy una prioridad para el líder ultraderechista.

En 2020, su Gobierno sacó a concurso el contrato para pavimentar el «Lote C», que va desde el kilómetro 198 al 250. En esos 52 kilómetros se suceden escenas desoladoras: áreas de bosque derribadas y carbonizadas a un lado y al otro de la pista, con la previsible intención de transformarlas en plantíos y pasto para el ganado.

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