Derecho es ley, poesía que idealiza

JOSÉ ENRIQUE MARTÍNEZ

Magistrado y poeta, tal es la condición del leonés Isidoro Álvarez Sacristán. Y en los dos campos, derecho y poesía, es autor de buen número de publicaciones. En la que reseño ha logrado unir los dos ámbitos en principio bastante distanciados, como el propio autor señala: «El derecho anda por las ramas de la razón, la poesía se enraíza en la desazón de lo humano»; «Si el derecho encajona las cosas en la norma, la poesía pretende imponer su ley sobre los hombres a los que quiere ángeles». La intención del autor consiste en adentrarse «en el mundo de la ley, la justicia y las normas civiles, penales, laborales, administrativas, procesales y lo que de ellas han dicho los poetas». Son ocho los capítulos referentes a esos campos, y en todos ellos aporta buen número de textos, lo que convierte a su libro en una verdadera antología poética sobre los diferentes aspectos del derecho. Como indica Álvarez Sacristán, los poetas no son juristas, pero tienen un sentido de la justicia que pueden trasladar a sus versos. Pero a poco que uno los lea verá que la mayor parte de las veces, las referencias poéticas al derecho civil, mercantil, penal, procesal, político, administrativo y del trabajo cobran más ricas connotaciones, pues la poesía trasciende los elementos legales y jurídicos dotándolos de significados que pueden ser de orden sentimental, crítico, testimonial, etc.

Dentro de los diferentes tipos de derecho, algunos se han acomodado mejor al gusto de los poetas. Pongamos por caso el derecho penal: imposible olvidar la narración poética de la detención en el Romancero Gitano de Lorca, o la injuria, sufrida y ahondada poéticamente por Rosales: «Calumniar es tan fácil, / basta de tener un detrimento de salmuera en la sangre y en vez de repartirlo equitativamente por el cuerpo concentrarlo en la boca como una deyección», o el encarcelamiento en los versos de Hernández: «Las cárceles se arrastran por la humedad del mundo...». Y si hablamos del derecho del trabajo, la poesía social del pasado siglo aporta innúmeros poemas. Poetas de varia calaña nos salen al paso en el libro de Álvarez Sacristán: Kavafis, Aresti, Vivanco, Celaya Crémer, Gamoneda, Cabañero y muchos más; Blas de Otero es posiblemente el más representado. El propio Álvarez Sacristán aporta un soneto final suyo que termina: «El soneto se eleva y se eterniza, / dispara a la justicia, es más directo. / Derecho es ley, poesía que idealiza».