Diario de León

Un destino que se disfruta con los cinco sentidos

Carracedelo sabe a todo lo bueno que se cultiva en el Bierzo, se huele y se escucha en los paseos, se ve en su arquitectura y se siente en la cultura

Uno de los molinos del municipio y un detalle de la nueva exposición del Museo Munic. L. DE LA MATA

Uno de los molinos del municipio y un detalle de la nueva exposición del Museo Munic. L. DE LA MATA

Ponferrada

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Si hay un municipio que ha apostado y apuesta por la raigambre del Bierzo ese es Carracedelo. El campo ha sido siempre la base de una comarca que fue agrícola antes que minera y aquí lo saben bien y lo defienden. En su tierra fértil se cultivan buena parte de los productos de calidad que hacen Bierzo dentro y fuera de sus fronteras. Frutas, hortalizas y verduras que saben y se sienten no solo a través del gusto, sino también de la vista, el olfato, el oído y, por supuesto, el tacto. Basta con salir a pasear entre árboles frutales, sentarse a una mesa repleta de comida o detenerse a contemplar la arquitectura tradicional en la que está impresa la esencia misma del la comarca, construida a base de piedra, madera y pizarra. Materiales nobles, como nobles son sus gentes, que reciben al visitante con los brazos abiertos, sabedores de que poseen un tesoro que merece la pena conocer. Y, sobre todo, disfrutar.

Se ve y se siente en sus casas solariegas, como la que es sede de los sellos de calidad del Bierzo, y en molinos, palomares, hornos y lagares que el Ayuntamiento ha sabido poner en valor con concienzudas intervenciones de restauración del patrimonio etnográfico. En Carracedo se encuentra el palomar documentado más antiguo de la provincia de León. Su dintel original da cuenta de su historia con cuatro números que hacen fecha: 1769.

Pero si hay una joya que por sí sola es capaz de ser foco de atracción turística de primer nivel, ese es el Monasterio de Santa María de Carracedo. Lugar de culto y cultura que figura entre las referencias patrimoniales de la provincia de León. Una antigua abadía que aúna diferentes estilos arquitectónicos, fruto de varias reformas que se fueron realizando a lo largo de la historia. Se dejan ver el románico, el cisterciense y el progótico, entre otros. Una mezcla de caracteres extensible a sus rutas.

Hasta setenta kilómetros se pueden recorrer a lo largo de y ancho de este municipio del Bierzo Bajo. Cada uno de sus seis pueblos (Carracedelo, Villadepalos, Villaverde de la Abadía, Carracedo del Monasterio, Villamartín de la Abadía y Posada del Bierzo) ofrece alternativas y hay rutas más que consolidadas que invitan al caminante a descubrir su historia misma y conocer su paisaje agrícola. Es el caso de la Ruta del Pan y del Vino, que recorre las construcciones tradicionales ya mencionadas; o la Ruta de los Puentes Colgantes de Villadepalos y Villaverde de la Abadía. También la Ruta de la Fruta, un recorrido que enlaza con Las Médulas y una variante del Camino de Santiago que discurre por Camponaraya, Narayola, Carracedo del Monasterio y Cacabelos. Pasa frente al omnipresente monasterio.

Que Carracedelo haga honores al pasado y sostenga todo aquellos que mantiene vivas sus raíces no es condición que comprometa el presente. Actual y renovado, este municipio ofrece un sinfín de servicios y ha apostado firmemente por la innovación en materia cultural. El Munic es el principal ejemplo de ello. Ahora guarida del detective privado inglés más famoso y eficaz del mundo —a través de la exposición Elemental, la historia de Sherlock Holmes — este museo ubicado en un edificio que por sí mismo despierta gran interés en el complejo del Oro de Roma, se ha convertido en un referente. Y lo ha hecho por la calidad de los proyectos expositivos que acoge, con piezas de colección únicas llegadas de diferentes partes del mundo.

Y hablando del Oro de Roma, este recinto ferial es uno de los más activos del Bierzo, lugar de acogida de grandes feria agroalimentarias como la dedicada a castaña (Biocastanea), que se celebra este fin de semana y reúne a lo más granado del sector de la castañicultura.

El museo el Varal, con una de las colecciones etnográficas más completas de la comarca, sus iglesias parroquiales y un paisaje que en otoño es una bomba de color son también valores a tener en cuenta a la hora de descubrir Carracedelo.

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