Diario de León

La difícil decisión de Grace Kelly

l Sophie Benedict hace un recorrido por la trayectoria de la actriz que acabó siendo princesa

nick wheeler

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León

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maría muñoz

Coincidiendo con el 65 aniversario de la boda entre Grace Kelly y el Príncipe Rainiero de Mónaco, Sophie Benedict publica el libro La decisión de Grace Kelly, un recorrido por la trayectoria de la actriz desde sus inicios en la industria cinematográfica hasta su boda, en el que revive a una joven Kelly fiel a unas máximas: «Determinación, trabajo duro y en especial, mantenerse fiel a sí misma».

«Desde que tenía diez años todo lo relacionado con la alta nobleza europea me ha fascinado», cuenta a Efe en una entrevista Steffi von Wolff (Frankfurt, 1966), que bajo el sinónimo Sophie Benedict retrata a una joven Grace Kelly en La decisión de Grace Kelly, editado por Espasa (Planeta). Un libro en el que la autora aproxima al lector al carácter de Kelly, clave para entender su figura y también sus éxitos. El libro parte de la emancipación de Kelly para ir a estudiar arte dramático a Nueva York, aunando «su gran deseo de emancipación, las expectativas sociales, la élite de Hollywood» para abarcar posteriormente la decisión de abandonar su reputada carrera como actriz para contraer matrimonio con el príncipe Rainiero de Mónaco, abandonando entonces su carrera en el punto más álgido.

«Ella era tremendamente fuerte, tenía solo diecisiete años y su padre le decía que fracasaría, pero ella se impuso y quiso enseñarle que ser actriz era la decisión correcta», explica sobre los inicios de Kelly y la relación con su padre, que marcó a la actriz desde su infancia: «él siguió rechazándola incluso cuando ganó el Óscar», explica haciendo alusión a la estatuilla por su papel en «La angustia de vivir». Fue este rechazo lo que determinó el carácter tan distintivo de la actriz, que era «fría y distante», pero que, aún así, según Benedict, consiguió forjar una alta autoestima que la llevaría a luchar con determinación por sus sueños: «su gran belleza contrasta con su inmensa dureza y su carácter, algo que la caracterizó y por lo que logró desde su emancipación a la consolidación de su carrera». Y es que Kelly fue una mujer en «un mundo de hombres», algo que lejos de amedrentarle reforzó su voluntad de trabajar por conseguir salir adelante como actriz por sus propios medios, un arrojo del que la autora asegura haber aprendido, y del que realiza una lectura actual sobre algunos de los valores que la actriz siguió a la largo de su vida en pos de mantenerse fiel a sí misma. «De Grace Kelly he aprendido que es muy importante creer en uno mismo, y no tener que decir jamás que no se ha intentado algo, pues ella intentó todo y tuvo enormes éxitos en sus trabajos, películas y también en sus relaciones amorosas y de familia, a excepción de la relación on su padre», desgrana Benedict, para quién el mayor éxito de Grace Kelly no fue ganar un Óscar o convertirse en princesa, sino «la confianza que tenía en si misma».

Una seguridad con la que decidió abandonar su vida como intérprete en el punto más álgido de su carrera: «ella sabía que ser actriz no duraría para siempre, así que lo dejó cuando mejor estaba para asumir el papel de princesa», dejando patente que lo que realmente era importante para la estadounidense era no renunciar a su propia «capacidad de decisión».

Tras un trabajo de documentación de siete meses a partir de lecturas y visionados, Benedict, que también trato de contactar a la Familia Real de Mónaco y a «familiares de Filadelfia» sin obtener entrevistas, publica esta novela, escrita «con pies de plomo» , ya que es «muy importante que los hechos sean reales».

Con base histórica, asegura haber «disfrutado» del proceso de creación, en el que da voz a Kelly en situaciones cotidianas, como su paso por la academia para intérpretes en Nueva York, donde ha podido usar su imaginación «dentro de unos límites»: «Los diálogos que escribí de la joven Kelly preparándose como actriz son tal y como los imagino, la crítica dice que encajan muy bien con cómo era, y estoy muy satisfecha», matiza. El mensaje de la novela lo tiene claro: «que nos sintamos orgullosos unos de otros, y que con trabajo y persistencia pueden cumplirse los sueños», asevera Benedict.

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