Drama y amor en el Bierzo

alfonso garcía

Estamos en la segunda mitad del siglo XIX. Una niña hospiciana, Matilde, «de cabello rojizo y rostro pecoso», viaja al Bierzo para trabajar en una granja de abejas. Pero nunca llegará. Una antigua hospiciana, que se había quedado sin trabajo, ocupará su lugar. Pronto irá conociendo los misterios que rodean la muerte de Matilde, en una sociedad cerrada y llena de misterios –el bosque es el paradigma-, de silencios, celos, dominios, rencillas, odios, amores y poderes en «aquel desventurado lugar». Coincidiendo con su llegada, comienzan a aparecer en la comarca, en el entorno de Las Médulas, niñas asesinadas con un corte en el cuello y el cadáver sin sangre. «No hay que sospechar de seres de ultratumba [el carácter mítico y legendario cobra toda su fuerza], sino de los cercanos».

Henar, que así se llama la protagonista, conoce en aquellos días a varias personas, sobre las que, en mayor o menor medida, hace recaer sus sospechas, lo que provoca en el lector una progresiva e intensa curiosidad. Los acontecimientos se suceden a ritmo vertiginoso. El proceso hacia el dramático desenlace definitivo no puede ser más perturbador. Se necesitaba sangre pura. «En el corazón de Henar ya no cabía mayor espanto». Eso sí, quedaba espacio para el amor.

En el desarrollo de la narración se interpolan otras historias, envolventes –se advierte una buena documentación-, cuyos personajes, en el ambiente general de la acción, responden a una sugerente caracterización. Magníficas descripciones, diálogos vivos, el tono costumbrista y romántico impreso –hay frecuentes alusiones a El Señor de Bembibre- está en consonancia con la época del relato, que recrea el ambiente misterioso y truculento. De sorpresa en sorpresa, el lector queda atrapado por el suspense.