Diario de León

«Este edificio se erige como un símbolo del poder de Dios»

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cristina fanjul | león

¿Cómo puedo poner en práctica la enseñanza bíblica en mi vida?, se pregunta David Robles, pastor de la iglesia evangélica de León, en esta entrevista. Ese es el espíritu que guía a los fieles de la comunidad que estos días celebran la inauguración de un templo que ya se ha convertido en un referente de la provincia.

—La construcción del nuevo templo es un hito para la provincia. ¿Cómo ha sido para la comunidad todo el proceso hasta ver que es una realidad?

—Es un hito para nosotros, la ciudad, la provincia y nuestra nación, ya que es un hecho sin precedentes en nuestra zona y singular en nuestro país. Es más, me atrevería a decir que es algo único no sólo a nivel nacional, sino también en el continente europeo. En los tiempos que corren más que abrir iglesias se cierran. Y la apertura de una Iglesia Evangélica es aún si cabe más especial, sobre todo, por la intolerancia religiosa que se ha vivido durante largos periodos de tiempo en el pasado hasta épocas recientes. En cierta manera, este edificio se erige como un símbolo del poder de Dios para cambiar los tiempos según su buena y agradable voluntad. La construcción de la nueva sede social y de culto de la Iglesia Evangélica de León ha sido un gran desafío para nosotros, pero eso ha sido algo bueno porque nos ha hecho depender más de Dios, quién finalmente ha realizado esta obra para su gloria.

—Me decían en nuestra conversación que la congregación es cada vez más numerosa en León. ¿Cuánta gente la compone, de qué culturas y nacionalidades?

—No tenemos un registro oficial del número de evangélicos en León, pero la realidad es que nuestra antiguas instalaciones en Calle Colón se nos quedaban pequeñas hace tiempo. Sabemos que se imparte religión evangélica a alrededor de un millar de escolares en los colegios e institutos en la provincia. Es curioso observar cómo en estos momentos el segmento principal de nuestra congregación son familias jóvenes con niños, lo cual no suele ser habitual en las iglesias. De todas formas, nosotros no ponemos el énfasis en los números, sino en las personas. Delante de Dios todos somos iguales, creados a su imagen y semejanza, y así en nuestra congregación se reúnen todo tipo de gente, con distintas culturas e incluso nacionalidades. La española encabeza una lista de 20 nacionalidades, provenientes de tres continentes, que se congregan regularmente entre nosotros. Es un reflejo de los tiempos que corren y la realidad de la globalización de nuestro mundo. Finalmente, lo que realmente nos une es que venimos a la Iglesia a adorar al mismo Dios, con gratitud por el Señor Jesucristo por medio de quien tenemos el perdón de nuestros pecados y ahora pertenecemos a la familia de la fe, independientemente de nuestra cultura, raza o nacionalidad.

—Hoy en día ya no hay persecución ni hay que vivir la fe a escondidas de la sociedad, pero el protestantismo aún no se entiende en una provincia como León. ¿Cuándo y cómo se desarrolló la fe evangélica  en la provincia?

—Por encima de todo, somos cristianos y la raíz de nuestra fe se origina en Cristo. En realidad la palabra cristiano significa seguidor de Cristo. Así comenzaron a identificar a los primeros discípulos de Jesús en la Iglesia Primitiva. Esos son nuestros orígenes. La conocida como Reforma Protestante no fue nada nuevo, sino un intento de volver al origen del cristianismo y sus valores tal como los enseñó Jesús y establece la Biblia. Tristemente, ese retorno a las raíces del cristianismo no tuvo el mismo impacto en nuestro país que en los países del norte de Europa, principalmente por las prohibiciones y persecuciones imperantes durante siglos debido a intereses políticos y religiosos. Así, no fue hasta la segunda mitad del siglo XIX, que esa vuelta al Evangelio según Jesucristo comenzó a propagarse por esta provincia. Sin embargo, de nuevo las persecuciones e intolerancia religiosa impidieron su extensión y normalización en nuestra región. En los últimos años, debido a la libertad religiosa actual es cuando ha habido una mayor propagación y conocimiento de nuestra fe, que no trata de ser otra que la misma que profesaban los cristianos del primer siglo y que encontramos en los Evangelios, de ahí el nombre por el que comúnmente se nos conoce: cristianos evangélicos.

—La palabra proselitismo da un poco de miedo, pero me imagino que ustedes tratan de acercar a su iglesia al mayor número de fieles posible. ¿Cuáles son los cauces para mostrar su fe a la sociedad?

—Nuestro deseo y anhelo es dar a conocer a Dios a todo el mundo. Creo que mucha gente sabe cosas de Dios, pero no conoce verdaderamente a Dios. El médico sabe muchas cosas de mí: mi estatura, mi peso, mi presión sanguínea, mi historial médico, pero no quiere decir que me conozca. De igual manera, hay mucha gente en nuestra sociedad que sabe cosas de Dios, de oídas, pero eso no significa que le conozca. Para conocer a Dios no debemos ir a fuentes secundarias, sino a la fuente original: su Palabra, la Biblia. Mucha gente tiene una Biblia en casa, pero prácticamente no la ha leído, sino que amontona polvo en la estantería. El mejor cauce para mostrar nuestra fe a la sociedad es por medio de la Biblia, allí está recogido lo que creemos. De esta forma, nuestro deseo es que los leoneses y cualquier otra persona nos visite, y aquí podamos conocer a Dios verdaderamente por medio del estudio, explicación y aplicación de la Biblia. La fe viene por el oír, y el oír la Palabra de Dios.

—El edificio que han levantado es como un organismo. Se nota que está vivo y que puede modificarse según las necesidades de los que lo habitan. Además, puede convertirse en un acto fundamental en la vida de la ciudad. ¿Qué actividades ofrecen a los leoneses a través de esta nueva casa espiritual?

—No cabe duda de que nuestro edificio es singular; no sólo por su tan bien recibida arquitectura que aporta su granito de arena a nuestra querida ciudad, sino también por su sostenibilidad y funcionalidad. No es una iglesia al uso, sino que su versatilidad se adapta a las necesidades de las personas de la congregación. Tenemos guardería y aulas infantiles, escuelas bíblicas para niños, sala de lactancia para madres, reuniones y actividades para adolescentes y jóvenes, estudios bíblicos para todas las edades, cocina para las convivencias y comidas, parque infantil y jardín para el disfrute de los más pequeños de la familia, salas para conferencias, y por supuesto, una capilla para nuestros cultos de adoración y predicación de la Palabra. Sin embargo, por muy agradecidos a Dios que estemos por estas preciosas y versátiles instalaciones, no queremos ser conocidos por nuestro edificio, sino por nuestro mensaje: el Evangelio de Jesucristo. Jesús vino a este mundo a vivir la vida perfecta que nosotros no podemos, y murió en la cruz por nuestros pecados para llevarnos a Dios. Todo aquel que se arrepiente y cree en Jesús es reconciliado con Dios, y tiene la esperanza cierta de la vida eterna. Nuestro deseo es que este edificio sea un lugar de encuentro donde muchas personas lleguen a conocer a Jesús como su Señor y Salvador.

—¿Cómo son los ritos de la fe evangélica?

—Nuestra iglesia no se caracteriza por ritos, ni por liturgia especialmente. Tratamos que la expresión de nuestra fe sea de una manera natural y, sobre todo, bíblica más que meramente ritual. Observamos las dos ordenanzas que Cristo estableció: el bautismo y la comunión. En el bautismo seguimos el mandato, enseñanza y el ejemplo de Jesús, siendo éste por inmersión para personas que desean bautizarse por voluntad propia como testimonio de su fe en Cristo. En la comunión todos los creyentes bautizados participamos tanto del pan como del vino, como Jesús instituyó e hizo con sus discípulos en la Última Cena. Nuestros cultos se caracterizan por la alabanza a Dios por medio de canciones acompañadas por un grupo musical, la lectura de la Biblia, la oración corporativa y la enseñanza de la Palabra de Dios; explicando y aplicando lo que dice la Biblia de una manera clara y sencilla para que todo el mundo entienda y salga de la iglesia preguntándose: ¿Cómo puedo poner en práctica esta enseñanza bíblica en mi vida?

—Usted es el pastor. ¿Cómo transmite la palabra de Dios un pastor protestante? ¿Cuál es su función en la iglesia?

—El pastor bíblico es llamado a transmitir la Palabra de Dios fidedignamente, es decir, basado única y exclusivamente en lo que dice Dios en la Biblia. Para ello ha de dedicarse a estudiar el texto bíblico, para luego poder explicarlo a los demás de una manera precisa, pero también práctica. Ha de contestar a la pregunta ¿qué significa? para posteriormente dar respuesta a la que viene a continuación: ¿Cómo se aplica esto a mi vida? El pastor tiene que explicar y aplicar la Palabra de Dios. Esa es su función principal y predominante, porque es la Biblia la que tiene la autoridad y es todo lo que se necesita para conocer a Dios por medio de Jesús. El pastor no es un intermediario, ni confesor, sino que apunta al único mediador entre Dios y los hombres y que puede interceder por nosotros: Él mismo Dios hecho hombre, Jesús. El mensaje del pastor es el Evangelio de Cristo, su guía la Palabra de Dios.

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