Diario de León

«El progreso no está en la tecnología»

El etnógrafo Joaquín Díaz reflexiona sobre el exceso de información en ‘Cuaderno de Urueña’

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roberto jiménez

Las nuevas tecnologías de la información y comunicación no son necesariamente sinónimo de progreso para el ser humano, incapaz de asimilar y verificar un torrente de estímulos que con frecuencia obstaculiza la reflexión y desemboca en la opinión, ha analizado el etnógrafo Joaquín Díaz en su último libro.

«No creo que el progreso del ser humano esté en esa todopoderosa tecnología que nos proporciona actualmente un exceso de información sin posibilidad de contrastarla o verificarla», reflexiona Díaz (Zamora, 1947) en Cuaderno de Urueña, una publicación que acaba de editar la Diputación de Valladolid y la Junta de Castilla y León.

Con dibujos del arquitecto Fernando Terán (Madrid, 1934), director de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, el musicólogo y etnógrafo considera que algo falla «cuando es más importante tener opinión que tener criterio». Una evocación sentimental, un apretado recorrido histórico y unas consideraciones sobre la situación de este histórico municipio reúne las páginas ilustradas de Cuaderno de Urueña, concebido también como un homenaje al lugar que acogió a Joaquín Díaz cuando hace más de tres décadas decidió asentar allí y proyectar su obra.

Fue a través del Centro Etnográfico que lleva su nombre, instituido en 1985 y sostenido por la Diputación de Valladolid como lugar de conservación, difusión e investigación de la cultura tradicional a través de un extraordinario fondo documental y sonoro pionero en España. Desde entonces, Urueña se ha convertido en un referente cultural de primer orden con el aval de este prestigioso musicólogo y etnógrafo que enseñó a mirar al ser humano a través de la cultura tradicional, a analizar la sociedad desde sus expresiones orales, escritas y musicales en campos como la lengua, arquitectura, indumentaria, enseres y ciclos festivos, entre otros.

A las colecciones (instrumentos musicales, pliegos de cordel y grabados), documentos, libros y archivos gráficos y sonoros, digitalizados para su consulta a través de la red y depositados por Díaz, se unió en 2007 la consideración de Urueña como Villa del Libro con la instalación de una decena de librerías y la avalancha de turistas que desde entonces ha provocado.

«Me gustaría reivindicar, cómo no, un crecimiento razonable y sostenible para Urueña en el que las iniciativa pública y privada se ayuden mutuamente; pero también, y además, me gustaría reivindicar la soledad y el silencio como generadores de esa atmósfera imprescindible para la serenidad del razonamiento y para la meditación», manifiesta en su escrito.

Díaz apuesta por el progreso de la villa, al que ha contribuido, «pero también por el respeto al entorno y al paisaje como elementos imprescindibles para comprender mejor su historia y poder hablar de futuro», subraya en este elucidario donde emergen sensaciones suscitadas al hilo de sus vivencias en Urueña, el único municipio de Valladolid que conserva íntegro un recinto amurallado protegido por el castillo donde vivió María de Padilla, amante de Pedro el Cruel.

Desde esta atalaya mesetaria sobre la planicie de Tierra de Campos, cuando se han cumplido dos décadas del siglo XXI, ha observado la necesidad de «una revitalización y una poda a fondo» en un territorio cuyo futuro parece pasar por las nuevas tecnologías, «pero hay que conocer las propias fuerzas», ha advertido. Castilla y León «tiene una superficie inconmensurable y esas tecnologías llegan a puntos muy concretos y escasos del territorio. Tal vez el progreso vaya por esos derroteros pero antes de embarcarse hay que conocer muy bien los mares que se cruzarán y las tormentas que sobrevendrán», ha insistido.

«El puerto al que nos dirigimos parece ser el futuro, pero si quien puede hacerlo no nos proporciona una nave adecuada y de sólida construcción, el futuro será imperfecto y el presente una mentira desesperante», ha concluido.

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