Los enredos de la ficción de Merino

alfonso garcía

He intentado –escribe el autor en las páginas finales- conjuntar una novela histórica, una autoficción –con cuentos intercalados- y un relato sentimental». Esta es, en síntesis, la triple línea argumental de la novela, lo que viene a significar la interpolación de historias dentro de la historia, aunque a veces resulte difícil definir la principal por el sumo interés de cada una y su convergencia en la conformación del sentido unitario de la obra, que así se enriquece de forma extraordinaria y supone un acicate lector por agilizar la lectura y el interés sobre todo.

La novela narra la vida de una pintora extraordinaria, vinculada a la corte de Felipe II, Sofonisba Anguissola, «cuya autoría de casi todos los cuadros que pintó sería olvidada muy pronto y se atribuiría a Sánchez Coello, a Pantoja de la Cruz, al mismísimo Greco». Una mujer deslumbrante en un tiempo único.

El desarrollo narrativo alterna dos tiempos: el pasado al que nos hemos referido y el presente, desdoblado en dos historias: una, propia, un diario del confinamiento, con aportación de muchos «materiales» –datos, actividades, noticias, reflexiones metaliterarias, vida cotidiana, incorporación de cuentos breves…- que refieren aquella «candente actualidad». La otra historia de estos tiempos es la ruptura amorosa entre dos vecinos temporales del narrador: Tere, una bibliotecaria igualmente interesada por Sofonisba, y Fortu, pintor «pagado de sí, incapaz de reconocer la calidad de nadie –muy especialmente la de ningún colega…- y profunda, miserablemente cicatero». El resultado, en definitiva, es una novela excelente, muy bien tramada, original, con diversos usos y enfoques narrativos –la utilización de las tres personas- y ritmos diferentes. Y una prosa cercana, natural, pulcra y precisa. Hasta dónde lleguen los límites de la realidad o menos es otro asunto. Son, como el autor escribe, «los enredos de la ficción». No se los pierdan.