
24 de enero de 2022, 3:34
Ahí sigue, inmutable, el hortelano Eufrasio Cañizo cuya hazaña, contada por Eduardo Aguirre, fue totalmente fortuita pero infinitamente afortunada. Una mañana de domingo de principios de los 90, avisó a los vendedores ambulantes de aceite de que no hallarían a ningún vecino en Calzada del Coto puesto que todos estaban en misa. Y así pasó de largo la guadaña de la colza.