la expresión de la mencía

Los Merayo tinto, blanco y rosado son la base de una pirámide que corona La Galbana, el culmen de Bodegas y Viñedos Merayo. Entre medias, cinco vinos con cinco caracteres distintos pero la misma razón de ser: Bierzo. Un Bierzo con Denominación de Origen representado en la Mencía, el Godello y la Garnacha Tintorera de los que nacen Las Tres Filas, Aquiana, La Gineta, El Llano y La Garnacha que completan el catálogo de vinos de la casa. Un Bierzo de raíz agrícola que el proyecto liderado por Pedro Merayo, de la mano del enólogo Fermín Rodríguez-Uría y ahora también de su hijo Juan Merayo, identifica a la perfección. Un Bierzo que ha sabido evolucionar para sacarle a sus variedades estrella la máxima expresividad pero sin perder los principios y la humildad del trabajo en el campo, ni los valores de las uvas autóctonas. Ese Bierzo es Merayo y Las Tres Filas su referencia más equilibrada.

«La buena labor en el campo es la base en la que se asienta la regularidad de todos nuestros vinos», defiende Pedro Merayo, que ha dedicado su vida al cuidado y mantenimiento de sus viñedos, controlando todo el proceso, desde la poda hasta la entrada en bodega. Esa es la única forma de conservar la identidad, el equilibro, la expresividad y el carácter que aporta un terruño viejo bien cuidado. «La idea del vino nace del viñedo, la determina la cepa; nosotros lo único que hacemos es respetarla y tratar la uva con la máxima delicadeza», añade. Y así se hace con Las Tres Filas que nace de una hectárea en Valtuille de Arriba y que ha conquistado a la crítica y al mercado.

Intensidad, ilusión, dedicación, pasión y trabajo son los pilares del proyecto de Bodegas y Viñedos Merayo desde que, en 2010 y tras dos décadas de labor puramente agrícola, regresara al sector elaborador con una bodega ubicada en la Finca Miralmonte de San Andrés de Montejos (Ponferrada), un terreno de diez hectáreas también de herencia familiar. Un año después, en 2011, se hizo la primera elaboración de Las Tres Filas y su evolución ha sido imparable. De las 10.000 botellas de la añada 2013, se pasó a las 18.000 en 2014 y llegó a las 28.000 en 2015. Seis años después, la producción es de 35.000 botellas.

La Galbana, El Llano, Las Tres Filas, El Músico y el Pozo con los viñedos de esta bodega, ubicados a entre 600 y 670 metros de altitud, en canto rodado con suelo arcilloso. Viñedo viejo de suelo pobre y orientación sur y sur-este a ambos lados del Camino de Santiago. Porque si es la tierra la que define al vino, merece ser contado.