Diario de León

El germen del feminismo de Virginia Woolf

l La escritora Nuria Barrios disecciona la novela ‘Orlando’

Imagen de la escritora Virginia Woolf

Imagen de la escritora Virginia Woolf

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

josé lui picón

Además de una novela absolutamente rompedora en su época (1928) y adelantada a su tiempo, Orlando fue para su autora, Virginia Woolf, «el germen de uno de los grandes manifiestos teóricos del feminismo», su siguiente obra, «Una habitación propia», según la escritora Nuria Barrios. «Orlando es un personaje que ha sido hombre y mujer y tiene una posición privilegiada para hablar de las desigualdades y privilegios de cada uno de los sexos desde una perspectiva maravillosa», señala Barrios. Añade que fue una novela «absolutamente vanguardista, porque rompió los conceptos de espacio y de tiempo, al tener un solo personaje vivo y transcurrir en cuatrocientos años, ya que empieza en el siglo XVI y termina en el XX». «Tiene un elemento sorprendente, y al mismo tiempo profético y muy divertido, de crear un personaje que empieza siendo hombre y termina siendo mujer. No estamos hablando de travestismo, sino probablemente de la primera novela trans no solo inglesa, sino occidental», resalta la escritora.

Eran temas impensables en una novela «pero no en la vida real», porque la de Woolf fue «una época intelectualmente muy brillante y sexualmente también muy progresista». «Ella pertenecía al grupo de Bloomsbury y allí no había parejas. La mayor parte de las relaciones eran en tríos en los que había hombres y mujeres y se practicaban relaciones heterosexuales y homosexuales». Lo que hizo Woolf en esta novela fue, «casi en forma de sátira, llevar a la literatura lo que ella estaba viviendo». «Virginia estaba casada, pero tenía una relación con Vita Sackville-West, a quien dedicó esta novela, quien también estaba casada y tenía dos hijos, pero era abiertamente lesbiana y tuvo muchas relaciones con mujeres».

Precisamente, el personaje de Orlando está inspirado en Vita, que estaba vinculada con Málaga, porque su abuela fue la bailarina malagueña que respondía al nombre artístico de Pepita Oliva, apunta Barrios. «Hay elementos de la vida real que pasan a la novela y adquieren un carácter ficticio. Todo es extravagante, pero las extravagancias que narra son un reflejo de lo que ocurría en su propia vida. Hay un juego permanente entre realidad y ficción, y la frontera es tan tenue que muchas veces no se sabe si la ficción es realidad o viceversa».

Otro ingrediente de Orlando es su carácter paródico del género de la biografía, al que se dedicaba el padre de Woolf, Leslie Stephen, autor del «Diccionario Biográfico Nacional», una «obra monumental en la que apenas aparecen mujeres». «Se convierte en una crítica a la forma de su padre de hacer biografías, dedicadas solo a hombres heterosexuales blancos. En la parodia siempre hay un punto de crítica interesante, y Virginia dedica su obra a alguien que no puede definirse como hombre ni como mujer porque es al mismo tiempo hombre y mujer».

Lo que Woolf quiere subrayar, precisa Barrios, «es que dentro de cada persona hay siempre una parte masculina y otra femenina, y a veces la masculina es más evidente y otras la femenina, pero están dentro de cada ser humano».

Sobre la relación con Gerald Brenan, explica que Virginia y su marido le visitaron en su casa de Yegen, en las Alpujarras granadinas, y el hispanista británico estuvo vinculado con otros miembros de Bloomsbury, como la pintora Dora Carrington, de la que se enamoró. «Brenan tuvo mucha admiración hacia el matrimonio Woolf y se sentía un poco intimidado ante lo que ellos representaban. Individualmente, eran figuras intelectuales muy poderosas, pero Bloomsbury los hacía aún más poderosos y les daba una gran fuerza crítica en el mundo intelectual de la época».

tracking