«Hago broma, pero es una enfermedad muy cruel»

A Juan Conesa le cambió la vida la enfermedad. Pero él también ha cambiado la cara a la enfermedad con su espíritu de superación. Ha pasado de ser alumno de taiji a convertirse en profesor de esta disciplina oriental que practican muchas personas con diferentes fines.

También es donante de cerebro. El Banco de Tejidos Neurológicos del Instituto de Neurociencias de Castilla y León, con sede en Salamanca (www.institutoneurociencias.org), será el receptor de su encéfalo para la investigación de la ataxia que padece. «Pero también hacen falta cerebros normales para la investigación», puntualiza al animar a personas sanas que se conviertan en donantes.

«Me siento una persona cien por cien que puede hacer miles de cosas», aclara. El humor también es de gran ayuda en su día a día. «Hago broma pero es una enfermedad muy cruel. No te mueres pero cada vez te ves más inmóvil. A veces no reconozco mi firma, es como si te quitaran parte del alma. Te vas desdibujando día a día», cuenta. La lucha mental es otra batalla que hay que librar día a día ante el destino ineludible de esta enfermedad. Juan Conesa dice que también ha tenido suerte en este terreno. Pidió ayuda psicológica en la Seguridad Social y sigue en el programa de consultas. «Poder visitar a un psicólogo cada cierto tiempo para soltar la carga emocional es muy importante», recalca.

Es como la muleta que lleva para no caerse, porque la primera caída «es casi una condena a vivir en una silla de ruedas», explica. O la ayuda de la «pastilla azul» para preservar su vida sexual. Lo más importante para Juan es estar en pie cada día.