UN HOTEL DE INSECTOS
Una cabaña, una casa para las brujas, un puente, una oquedad que parece un cenote y un hotel para insectos. Son las únicas construcciones en el Arboreto de Lugán. Todo construido por Chema Fernández.
La cabaña es un invernadero para proteger especies nuevas antes de plantarlas en la finca. En su interior hay otra joya, la escalera de madera del abuelo de Chema, que usaban para acceder al pajar y a veces para atar las reses, horadada, desgastada, lamida por las vacas.
Junto a ella, ha construido ahora un hotel de insectos, un refugio para mariquitas, crisopas, avispas solitarias y abejas, polinizadores de cultivos, vitales para otra supervivencia, la de los hombres. Un nido para dar cobijo a decenas de especies aliadas de la biodivesidad y la vida natural.