Diario de León

Justicia para las brujas ajusticiadas

Reclaman el perdón, reconocimiento y un monumento para las miles de mujeres ejecutadas por brujería en Escocia por una ley en vigor durante casi dos siglos

Publicado por
M. Lorenci
León

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Más de 2.500 inocentes, mujeres en su inmensa mayoría, fueron ajusticiadas en Escocia aplicándoles la Ley de Brujería, en vigor de 1563 a 1736. Una implacable caza de brujas para la que ahora se reclama justicia. La pide la plataforma Witches of Scotland (Brujas de Escocia) que impulsan la abogada Claire Mitchell y la escritora Zoe Venditozzi. Solicitan el perdón para los acusados y condenados por brujería y un monumento público. La prolongada masacre que eliminaba a las presuntas brujas «por el bien de la sociedad» se percibe hoy como «un episodio negro» que merece reparación. Así lo pensó Mitchell en un paseo cerca del castillo de Edimburgo «donde unas 300 mujeres fueron ejecutadas por crímenes de brujería». «Hay estatuas de hombres, de caballos y hasta de un oso por sus hazañas en la II Guerra Mundial, pero ninguna estatua ni hito conmemorativo de mujeres o de alguna mujer que haya hecho grandes cosas», lamenta la letrada. Un estudio de la universidad de Edimburgo certifica que 2.148 mujeres fueron ajusticiadas por brujería bajo el reinado de Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia (1567-1625), autor de Daemonologie (1597), un tratado sobre brujería y ocultismo. Las mujeres fueron el 84% de los ejecutados, entre los que sólo hubo 410 varones. «Se creía que ellas eran mentalmente más débiles y por tanto más manipulables por el diablo», señala Mitchell. «El rey creía hacer el bien a la sociedad escocesa librándola de la brujas y su obsesión alimentó el pánico satánico», dice Venditozzi. Recuerda que entonces «se creía a pies juntillas en lo que decía el rey, nombrado por la gracia de Dios».

No guardar los preceptos religiosos o mostrar comportamiento extraños bastaba para ser acusado de brujería. Los anales hablan de salidas nocturnas para «bailar con el diablo» o «copular con él», dice Mitchell. Los interrogatorios a las acusadas incluían torturas que no acababan con su confesión. «Nunca se baila con el diablo a solas, siempre eran orgías y los torturadores querían nombres de más participantes».

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