Diario de León

VÍDEO | La belleza de lo natural

Pumarego es el resultado de la suma de Domingo Gómez y Mila Suárez, que han hecho de la artesanía su modo de vida y de Pereda de Ancares un refugio eterno. Trabajan como se hacía antes, con la única fuerza de las manos y el manejo de la aixola, el llegre, el trado o una mundana navaja. Es la comunión con la naturaleza

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Ponferrada

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El simple sonido que desprende la pelea del metal contra la madera virgen es capaz de apaciguar la inquietud, resuelve los nudos del estómago y relaja la rigidez del rostro de quien contempla al artesano. En el taller, huele a la calidez de la madera que arde en la estufa, a la húmeda que espera su turno y a la que está lista para la metamorfosis. Entre los muros de piedra y un suelo de pizarra tapizado por virutas y hojas antes atadas a una rama, Domingo Gómez da libertad a sus manos para crear lo que su mente ya ha diseñado. Es libre de pensamiento, palabra, obra y omisión, pero lo suyo nada tiene que ver con la religión.  

Domingo Gómez tampoco es artista, es artesano. Un artesano de ahora con los métodos de siempre. La aixola, el llegre, el trado, el hacho o una mundana navaja son los útiles de los que se vale para convertir una raíz, una rama, un tronco o un simple trozo de madera en una obra de arte. Él es el uno de los dos elementos de una suma en la que también cuenta Mila Suárez y que lleva al siguiente resultado: Artesanía Pumarego. Una empresa, un taller artesanal, un proyecto personal, un modo de vida que ambos han elegido. Eso es Pumarego, en Pereda de Ancares (Candín).  

El raído dicho de que «no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita» define a la perfección la vida que estas dos personas han elegido. Han sido capaces de vivir donde quieren y de lo que les gusta. Y ahí está el verdadero triunfo. Lo que hacen no solo es arte o artesanía, allá cada cual como quiera llamarlo. Lo que hacen es historia de un oficio asfixiado por la modernización y la tecnología del que solo unos pocos han sabido conservar su esencia. Pumarego también es eso. Es el arte de hacerlo todo como si el tiempo no hubiera pasado. Y es que en Pereda de Ancares el reloj corre a otro ritmo, más pausado, sin prisas, sin estrés, ni miedo a no llegar a tiempo.  

A Domingo Gómez le da igual trabajar por el día que por la noche. Depende cuando brote la inspiración o el cuerpo se lo pida. Tampoco se pone un límite de horas, ni por arriba ni por abajo. El trabajo de la madera es inherente a su vida. Es trabajo y es hobby, incluso terapia porque, como él mismo dice, la madera es cálida y te da tranquilidad. «Te relaja solo tocarla, aunque esté sin trabajar». De castaño, de roble, de cerezo, de abedul, de humeiro o de sabugueiro. Cada cual tiene su tacto pero todas le provocan la misma emoción. Da igual cuántos años pasen y cuál sea la pieza. Si es un cuchara bien, si es una gran obra, también.  

Pumarego elabora utensilios de madera para el día a día de un hogar, hace esculturas y elementos decorativos, restaura piezas tradicionales para molinos o pallozas, da forma a colgantes, anillos y llaveros. «Vivimos para transformar la sencillez natural en arte bonito, útil y duradero», resumen.

 

En su taller de Pereda de Ancares (Candín), Domingo Gómez y Mila Suárez elaboran piezas pequeñas (utensilios para el hogar, bisutería, llaveros, etcétera), pero también grandes esculturas y piezas restauradas para construcciones tradicionales, como molinos y pallozas.

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