Laguna dalga

En el mismo corazón de la comarca del Páramo se halla el municipio de Laguna Dalga, una planicie marcada por sus campos de regadío modernizado donde el maíz es dueño y señor, pero también existen cultivos de remolacha, alubias, huertas o trigo.

Llegar a cada una de sus localidades es contemplar el medio rural en toda su expresión, tranquilidad y sosiego, paz y armonía, pasado, presente y futuro. Cultura de pueblo adaptada al siglo XXI.

Laguna Dalga, San Pedro de las Dueñas, Soguillo del Páramo y Santa Cristina del Páramo son las poblaciones que integran el municipio. Cada una con sus propios atractivos, pero con un nexo de unión común. Iglesias con sus torres-campario en espadaña que son fiel testigo de un patrimonio rural que se repite, con sus diferencias, en toda la comarca. Calles anchas con viviendas en dos alturas perfectamente alineadas, parques y plazas, espacios deportivos y lúdicos aportan una gran calidad de vida a apenas cuarenta kilómetros al sur de la capital leonesa.

Si de una visita se trata, el viajero debe recorrer tranquilo los rincones de cada pueblo sin olvidar detenerse en la pequeña población de Santa Cristina, que lleva décadas con un puñado de vecinos que se resisten a verla morir. Su iglesia es recuerdo de un pasado más boyante y símbolo de resistencia contra la despoblación. Su visita es ineludible.

En esta misma localidad se encuentra una balsa de riego que cuenta con miles de aves acuáticas (patos, que aquí se llaman curros, garcillas y todo tipo de anátidas) que pueden observarse desde un mirador instalado para tal fin.

Y es que la modernización de los regadíos es el claro ejemplo de una apuesta por ganar el futuro. El campo siempre fue aquí, y sigue siendo, la base principal de la economía. Agricultura y ganadería punteras que aportan riqueza y sustento a sus vecinos.

El Ayuntamiento tiene claro que vivir en el medio rural no supone renunciar a tener calidad de vida, sino, más bien, todo lo contrario. Calles limpias, perfectamente adecentadas, espacios de ocio y deportivos, lugares de encuentro como bares de propiedad pública se mantienen como auténticos centros sociales.

Las fiestas, como no puede ser de otro modo, son el momento del año en el que vecinos, hijos del pueblo y visitantes llenan de alegría y jolgorio cada pueblo. Laguna Dalga celebra San Blas (3 de febrero) y una fiesta de verano a primeros de julio. San Pedro de las Dueñas se viste de gala el día de los Santos Inocentes (28 de diciembre). Soguillo celebra los Santos Mártires (20 de enero) y San Miguel (14 de abril). Santa Cristina del Páramo se entrega a Santiago (25 de julio).

Pero cualquier época del año es buena para acercarse a conocer Laguna Dalga y visitar su rico patrimonio. Según recogen en la página web municipal el origen del pueblo de Laguna Dalga pudo estar en la construcción de algún convento religioso, según la tradición existente entre los vecinos. Su denominación deriva de ‘Laguna Hidalga’ o de ‘Laguna de Algas’, según las diversas interpretaciones. Se asegura que el primer asentamiento de población se llevó a cabo de manera oficial en 1153, con una donación del rey Alfonso VII al conde Ponce de Minerva. Más tarde, en 1365 es privilegio de Pedro I, que la cede a ciudad de León, a cuyo alfoz perteneció.

La iglesia de Laguna Dalga posee un retablo mayor de estilo churrigueresco, con tallas de la época. El párroco ha formado un pequeño museo con diversos documentos gráficos de la obra de afirmación del edificio y varias obras de interés como una Virgen con el Niño (siglo XVIII), un Crucificado Gótico, la Virgen del Carmen (siglo XVIII), dos sagrarios barrocos...

En San Pedro de las Dueñas se halla la iglesia de San Juan, que perteneció a las monjas del monasterio de Carrizo.

La iglesia de Santa Cristina alberga un sagrario semicircular (siglo XVII).

Y Soguillo del Páramo cuenta con una iglesia de gran interés. Contiene un retablo churrigueresco, una talla de San Miguel y un Santiago Peregrino del siglo XVII. En la pared izquierda, dos arcos apuntados dan acceso a otro recinto. Posee un retablo del siglo XVII.