Diario de León

El lastre de las elecciones convocadas para perder votos

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El ‘meme’ del Travolta confuso -el actor en ‘Pulp Fiction’ mirando a su alrededor, gabardina en mano, sin entender nada y haciendo el gesto inconfundible de «pero cómo diablos»- se puso de moda en España en las elecciones generales de 2015. Cuatro años después, es el propio presidente en funciones el que este domingo por la noche debió de protagoniza el ‘meme’ personalmente, al conocer los resultados de las cuartas elecciones consecutivas y preguntarse precisamente eso: pero cómo diablos. Quizá Iván Redondo, gurú presidencial, se apresuró a pasarle una gabardina. Para que diese vueltas sobre sí mismo con fidelidad al modelo original. Atención al error de cálculo: Pedro Sánchez forzó las cuartas elecciones con ese aire de jugada maestra con el que parecen acometer hoy en día los políticos cada cosa absurda que hacen. Para que todo saliese bien, disponía del amuleto contemporáneo perfecto: un relato. La irresponsabilidad enorme de Podemos (y también la de Ciudadanos y el Partido Popular) habían frustrado sus increíbles esfuerzos negociadores, imposibilitando la formación de un Gobierno estable, progresista y francamente atractivo. La única opción restante era que los españoles volviesen a votar, reconfortándole a él de todo ese maltrato, premiando su honestidad y castigando al resto. Pues bien, los españoles votaron este domingo y a Pedro Sánchez le han restado apoyos mientras se los entregaban masivamente a las opciones más derechistas del espectro político. Igual el presidente en funciones sigue a estas horas en La Moncloa dando vueltas sobre sí mismo. Y preguntándoselo: «Iván, ¿pero cómo diablos?» Lo cierto es que Pedro Sánchez es un político infrecuente: su figura se agranda cuando no es una presencia sino una referencia. En cuanto aparece, pierde puntos. Mal negocio para una campaña, claro. En la de esta semana, las encuestas avisaron pronto de que había problemas, probablemente porque el fuego en Cataluña no ayudó.

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