Diario de León

Programa de reintroducción

El lince vuelve a los montes de León

La Junta participa desde hace dos años en el grupo de trabajo que a nivel nacional busca nuevos enclaves para la especie

El lince desapareció de los montes leoneses en los años 60. DL

El lince desapareció de los montes leoneses en los años 60. DL

León

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Castilla y León podrían convertirse, a partir del año 2025, en una de las ‘tablas’ de salvación del lince ibérico, el felino más amenazado del planeta. Así lo considera el responsable del programa Iberlince de WWF España, Ramón Pérez de Ayala, que lleva años estudiando las características de esta comunidad como posible receptor de linces criados en cautividad.

No será antes de cinco años, ya que durante este tiempo están ya programadas todas las sueltas de los cerca de 40 ejemplares que cada año se obtienen exsitu. De hecho la Junta de Castilla y León forma parte desde hace dos años del grupo nacional de trabajo del  lince ibérico, y participa activamente en las reuniones de seguimiento de la población de la especie.

Con cerca de 300 ejemplares en España, localizados principalmente en Andalucía, en zonas como Sierra Morena o Doñana, lo normal es que las sueltas se realicen en lugares donde hay población ya establecida, pero el fracaso de la reintrodución en zonas limítrofes —más afectadas ahora por la fragmentación de su hábitat o el cambio climático— hace que los expertos se fijen en otras comunidades. La superpoblación de conejos en todo el territorio de Castilla y León hace que el principal alimento del lince ibérico esté garantizado. Además, la casi inexistente presencia de mixomatosis, enfermedad mortal que afecta a los conejos y que avanza desde el sur de España al resto de las comunidades, y que ya en 2016 puso en serio peligro el programa de recuperación de estos felinos, es también un punto a favor, como el hecho de que haya amplias zonas agrícolas, con abundancia de matorral.

Fuentes de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, consultadas por este periódico, confirmaron que la comunidad colabora desde hace años con el programa de reintroducción y que ya hay estudios en marcha para valorar las posibilidades de acoger ejemplares en los próximos años. «Además de los estudios del hábitat, de la conectividad y fragmentación del territorio y de otros parámetros también hay que valorar la aceptación social de este proyecto ya que sin consenso no hay garantías de éxito para ninguna especie», afirman desde Medio Natural que valoran positivamente, pero con mucha cautela este proyecto. «Estamos muy agradecidos al grupo de trabajo por contar con nosotros y dispuestos a colaborar en todo lo que podamos para la recuperación de esta especie tan emblemática», añadieron.

Aunque no hay datos oficiales,  sí hay constancia de que en el siglo pasado León tenía una población indeterminada de linces, aunque posiblemente eran de la variedad boreal, en vez de ibéricos. Este felino se extinguió en los encinares del Bierzo, Maragatería, Tuerto y Valdería a comienzos de los años 60, tras caer la población de conejo silvestre por causa de la mixomatosis. 

La última vez que se apreció un ejemplar en León, concretamente en El Bierzo, fue en 2006, cuando Kentaro, un lince procedente del programa de reintroducción Life+Iberlince, soltado en los Montes de Toledo, viajó por media España y parte de Portugal, lo que le valió el apelativo del ‘lince viajero’, hasta que meses más tarde fue atropellado en una autovía de Oporto.

Aunque la Junta admite que ya hay estudios  en marcha no habrá programa sin consenso social

 

Según López de Ayala la reintroducción de linces es muy positiva para las comunidades receptoras, ya que no presenta demasiada conflictividad con otras especies. Además favorece los ecosistemas y es un gran aliado de sectores como el ganadero o el cinegético, ya que su presencia se convierte en una garantía de exclusión y disminución de otros predadores e indirectamente mantiene y conserva las poblaciones de conejos. Además, al ser un superpredador compite y desplaza a otros predadores oportunistas, como zorros y tejones.

Es un felino solitario y territorial que mantiene y defiende parcelas de entre 3 y 6 kilómetros frente a otros congéneres y otras especies distintas con las que compite ecológicamente.

A lo largo del último siglo, su área de distribución se ha ido reduciendo notablemente debido a diversos factores como la pérdida de hábitat, la persecución directa o la disminución de las poblaciones de conejos, entre otras.

Esta tendencia se ha reinvertido en los últimos años, gracias, entre otros factores, a la conservación y reintroducción de la especie en diversas áreas a través de los sucesivos proyectos Life y una importante colaboración de agricultores, ganaderos, propietarios, cazadores etc.

En general, la actividad agraria y ganadera se puede desarrollar de forma compatible con la presencia de un carnívoro como el Lince ibérico, excepto si se interfiere en los momentos más sensibles de su ciclo vital: durante la reproducción. Hay que tener especial cuidado porque las consecuencias pueden ser graves, hasta el extremo de que si se molesta al lince cerca de la paridera la hembra puede abandonar la camada.

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