llega la maragatería
El crucero de San Justo de la Vega abre la mirada hacia la Maragatería, con el monte Teleno al fondo.
Con una de las panorámicas más icónicas del Camino de Santiago a su paso por León, donde la capital maragata extiende sus dominios por la comarca en la falda del Teleno, el crucero de San Justo de la Vega recibe a los peregrinos, en el lugar donde un día una ermita veneraba al santo Toribio, patrón de la Diócesis de Astorga. «Cuentan las leyendas que un día abandonó la ciudad un poquitín desairado y desde aquí no la maldijo, un santo no hace eso, la llenó de bendiciones», recuerda el alcalde. Juan Carlos Rodríguez Rubio enfatiza la especial relación de San Justo con este crucero, a donde peregrinan el día de santo Toribio. En esta cima, los caminantes «respiran muy fuerte, pocas vistas hay el Camino tan bellas». Un área de descanso ideada por un sacerdote jubilado, reúne más allá un centenar largo de árboles; los peregrinos encuentran aquí sombra y descanso y «las generaciones venideras verán crecer y podrán disfrutar en todo su esplendor».
En el camino hacia el pueblo, una escultura corona la fuente con un peregrino que invita a recuperar fuerzas con agua fresca. Obra del artista maragato Sendo, puede leerse en su inscripción: «Aquí apago mi sed». Y por si el peregrino busca más refrigerios y viandas, en San Justo aguardan siete bares y restaurantes «donde ofrecemos lo mejor que tenemos». El alcalde rememora el pasado ligado a la artesanía de la lana de un pueblo de labriegos (con vegas antes sembradas de remolacha y patata y ahora de cereales y maíz), con tintoreros, tejedores y cardadores y remarca que en 1888 existieron allí media zona de lanzaderas de lienzo fino. «Alcanzó gran fama en la provincia los productos de lana que salían de aquí. La pujanza de San Justo con el siglo XX, además, llegó a sumar cinco chocolaterías.
La iglesia de los santos Justo y Pastor cierra el paso de los peregrinos por esta localidad, En el escudo de armas del Ayuntamiento, en la parte inferior, un sarcófago paleocristiano, datado en 308, fue hallado cerca de una vieja fábrica textil. De mármol blanco y friso continuado, el regidor incide en que este hallazgo demostró la existencia de un «asentamiento cristiano con una economía saneada». El sarcófago está desde 1869 en el Museo Arqueológico Nacional. Y un deseo del pueblo anhelado por el alcalde también: «Ojalá algún día vuelva a la Catedral de Astorga, donde siempre estuvo, y con un letrero donde pueda leerse San Justo».