Diario de León

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Lo suyo no es casualidad. Mansilla de las Mulas es una villa etnográfica por muchas razones. A 17 kilómetros de León, este rincón de la provincia puede presumir de ser Conjunto Histórico-Artístico del Patrimonio Nacional y Bien de Interés Cultural. Además de contar con cronista propio, tiene realengo desde la Carta Puebla de Fernando II y Señorío desde el siglo XV.

Su pasado medieval como ciudad fortaleza se une a un presente dinámico repleto de atractivos con un importante desarrollo cultural e industrial. No en vano, cuenta con un museo etnográfico que se ha colocado entre los mejores de Europa y son numerosos también sus atractivos gastronómicos, paisajísticos o deportivos, sin olvidar sus procesiones de Semana Santa ni sus singulares fiestas.

Murallas, torres y puertas forman parte del trazado de Mansilla de las Mulas; una muestra de fortificación militar que incluye cinco torres albarranas. Es muy recomendable recorrer la escalinata interior de las torres mejor conservadas de esta muralla que llega a alcanzar los tres metros de espesor en algunos tramos.

La arquitectura popular es otro de sus puntos fuertes. Sus plazas y soportales crean un agradable pasillo por casas de adobe y tapial reforzadas. En la Plaza del Grano, del Pozo y de la Leña se pueden contemplar algunos de estos ejemplos. Pero también iglesias y ermitas, como la esbelta torre adosada de la iglesia de San Martín o la iglesia de Santa María merecen una visita, al igual que sus molinos y palomares edificados en adobe y que salpican la margen izquierda del río Esla. Éste es el corazón de Mansilla de las Mulas, un río truchero, con una longitud de 235 kilómetros y cuyo puente es uno de los escenarios más emblemáticos de la ciudad. Construido en el siglo XII, ha sido objeto de distintas rehabilitaciones y hoy es una sólida estructura arquitectónica de ocho bóvedas de cañón y 141 metros de recorrido.

Pero Mansilla de las Mulas también ofrece al visitante una amplia oferta gastronómica. El bacalao al estilo mansillés es uno de sus platos fuertes. Servido con ajo, pimentón, aceite de oliva y huevos escalfados, puede comerse durante todo el año, pero especialmente en San Martín. El cocido es otra opción para los amantes de la buena cocina.. Los productos de la matanza como embutidos, callos o mollejas tienen también un papel importante en la gastronomía de Mansilla. Así como los tomates de la tierra, indispensables en la despensa leonesa. Además, tortas, rosquillas de palo, nisias, apretadientes y orejas de Carnaval, junto con los vinos de Tierra de León.

Es esta una tierra donde gusta celebrar. La inocente batalla a romatazos de la tomatina, las fiestas patronales de La Virgen de Gracia, la feria medieval de San martín o las fiestas de San Isidro, además de las de los otros pueblos que conforman el municipio como Villomar o Mansilla dl Esla son una cita obligatoria.

Los peregrinos hallarán aquí un excelente albergue municipal y una Aspociación de Amigos del Camino de Santiago con tres áreas de descanso para hacer de la Ruta Jacobea o Camino Francés una experiencia inolvidable.

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