Diario de León

Manuscritos perseguidos por reyes y nazis

El experto Christopher de Hamel publica un libro sobre los códices medievales más hermosos de Europa

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León

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verónica viñas

La portada del libro es una declaración de intenciones. Christopher de Hamel, uno de los principales expertos en manuscritos iluminados y bibliotecario emérito de la prestigiosa Biblioteca Parker de Cambridge, ha elegido el Beato de Escalada, también llamado Beato Morgan —porque está en la Pierpont Morgan Library de Nueva York—. Su libro Grandes manuscritos, de 688 páginas (Ático de los Libros), se centra en los doce que, en su opinión, son los mejores de Europa. Estos ‘doce apóstoles’ del mundo de los códices, además del leonés, son: Los Evangelios de San Agustín (del siglo VI); el Codex Amiatinus, el más antiguo que se conserva de la Vulgata, la traducción latina de la Biblia; Aratea de Leiden, un peculiar libro de astronomía; Libro de Kells, la obra artística irlandesa por excelencia (siglo VIII); Hugo Pictor, una copia del comentario en latín del libro de Isaías; Salterio de Copenhague, un libro en el que cada página brilla a causa del oro y sus ricas decoraciones; Carmina Burana, manuscrito que recoge 254 poemas y textos dramáticos principalmente de los siglos XI y XII; el Libro de Horas de Juana de Navarra, confiscado por los nazis a la a la familia Rothschild; Chaucer de Hengwrt, fuente principal de la que beben las versiones modernas de Los cuentos de Canterbury; el Semideus de Visconti, un tratado sobre tácticas de guerra; y el suntuoso libro de Horas de Spínola.

Grandes manuscritos es un auténtico thriller, porque Hamel sigue la pista a estas joyas de papel que, a lo largo de siglos, han sufrido todo tipo de vicisitudes y han caído en las peores manos.

Entre todos los beatos ha elegido el de Escalada (siglo X), el ejemplo más antiguo que se conoce con un ciclo de ilustraciones a los comentarios de Beato de Liébana. Sin embargo, Hamel atribuye el lugar de creación de este manuscrito al scriptorium del monasterio de San Salvador de Tábara (Zamora). La misma tesis que sostiene John Williams, máxima autoridad mundial en códices medievales, que participó hace diez años en León en un congreso sobre el Beato de Escalada, la obra maestra de Magio. Aquel congreso se cerró sin despejar si Magio lo se pintó en el monasterio leonés o Tábara —que por entonces pertenecía también al Reino de León—. En cambio, los profesores leoneses Vicente García Lobo y Manuel Valdés consideraron probado que el impresionante beato que se conserva en la Pierpont Morgan Library de Nueva York salió del monasterio de Escalada. Hace unos meses el profesor de la Universidad de León José Alberto Morais aportaba nuevas pruebas. Morais publicó su investigación a en la prestigiosa revista científica Codex Aqvilarensis, donde desvela cuál fue la fuente de inspiración para los ‘dibujos’ de Magio. Ha descubierto que las mandorlas, letras capitulares y otros elementos ornamentales del Beato de Escalada tienen una similitud asombrosa con los frescos de iglesias leonesas. «Magio tenía ante sus ojos las pinturas de Escalda, Santiago de Peñalba y Palat del Rey». Cuando Magio empieza a ilustrar el Beato de Escalada ya existen los de La Rioja o San Millán de la Cogolla, pero el monje leonés lleva el arte de la iluminación a la cumbre. Su estilo es absolutamente innovador: introduce franjas de color en los fondos, para dar perspectiva, decora las iniciales de los textos e introduce las miniaturas a doble página, algo inaudito hasta entonces. Magio fue el ‘Picasso leonés’ del siglo X.

También resulta fascinante la historia que hay detrás del libro que encargó la reina Juana II de Navarra entre 1336 y 1340. Después de pasar por las manos de varios dueños, los nazis confiscaron el libro a la familia Rothschild. Un soldado francés lo encontró en la residencia alpina de Adolf Hitler; más tarde se donó a la abadía francesa de Boquen y, finalmente, se entregó a la Biblioteca Nacional de Francia, donde hoy se encuentra.

Siguiendo los pasos a los grandes manuscritos Christopher de Hamel recorre lugares tan diversos como Cambridge, Nueva York, Florencia o San Petersburgo. Según la editorial Ático de los Libros, «Hamel planteó Grandes manuscritos medievales como una serie de entrevistas. «Quiere que cada uno de los libros extraordinarios que nos presenta nos hable como si de una auténtica celebridad se tratara»

Del Hugo Pictor (siglo XI), no solo conocemos el nombre de su autor, sino que cuenta con un retrato del mismo. Constituye, muy probablemente, el primer autorretrato firmado (Hugo Pictor) de la historia del arte inglés. A propósito del Libro de Horas de Juana de Navarra (siglo XIV) Hamel explica que las dueñas de estos devocionarios eran, en su inmensa mayoría, mujeres. «En este caso, se sabe, sin lugar a dudas, que lo encargó Juana II de Navarra, ya que aparecen numerosas representaciones de reinas orantes, a veces en los márgenes, a veces dentro de las propias letras iniciales del texto. Se trata, de hecho, de un libro especialmente personalizado. Realizado por diversos maestros, entre los cuales el principal fue Jean le Noir».

El Semideus de Visconti es un tratado sobre tácticas de guerra, probablemente escrito en 1438 por el humanista y abogado de Padua Catone Sacco para Filippo Maria Visconti, conde de Padua y duque de Milán. El objetivo de Sacco era halagar al duque para conseguir que se sumara a la cruzada contra los turcos, que amenazaban el este del Mediterráneo.

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