Marta Monedero descubre ‘La otra Grecia’

rosa díaz

La otra Grecia es un libro de viajes repleto de personajes sorprendentes. Salónica, la capital de la Macedonia griega, encrucijada helénica, romana, bizantina, otomana y judía, ocupa los primeros capítulos de un relato que también se adentra en la República de Macedonia de Norte y Albania.

Por el camino, Marta Monedero tropieza, entabla amistad y se deja guiar por griegos, macedonios y albaneses tan peculiares como un monje ortodoxo reacio a hablar inglés porque lo considera una lengua imperialista y a quien le gusta que le muerdan la nariz.

En la mayoría de los libros de viajes, de los que la escritora no es sólo autora sino también ávida lectora, Monedero siempre echa de menos a las personas.

«Suele haber mucha descripción de rutas, monumentos y paisajes, pero falta la gente que los habita», ha comentado en una entrevista con Efe la periodista, que ha aprovechado la nutrida red de amistades que ha tejido en sus muchas visitas a Grecia para llenar su libro de personas.

La otra Grecia retrata una Grecia escondida, que ha sobrevivido a imperios, civilizaciones y saqueos, y ahora encara tiempos difíciles con la fuerza de su marcada personalidad.

«Que venga Angela Merkel a Grecia a divertirse estas Navidades, si es que sabe», comenta uno de los personajes del libro, la controladora y carismática Miranda, claro ejemplo del orgullo griego, imposible de ahogar con medidas de austeridad draconianas.

Miranda vive en Salónica, una ciudad de la que alguien dijo que «no valía la pena quedarse más de dos días», según recuerda la autora, que afortunadamente no hizo caso del consejo y se quedó el tiempo suficiente como para enamorarse.

Durante cuatro años, Marta Monedero ha estado en esta ciudad repleta de fantasmas una decena de veces y asegura que «es uno de esos lugares que te pide que escarbes, que vayas un poco más allá, y si lo haces, obtienes tu recompensa. Es como esas personas secas de entrada que después resultan ser las mejores».

Miranda, el monje ortodoxo, un albano de ojos claros al que el monje bautizó, y Alex, un griego culto que vive en pareja con un hombre turco en Estambul, son los compañeros de viaje de Marta Monedero hacia Albania.

«Somos una versión libre de Mi familia y otros animales», bromea la autora, que recomienda ardientemente visitar Albania, el último rincón del Mediterráneo que todavía no ha sido conquistado por el turismo.

Otro capítulo repleto de personajes es Boda en Egina, una pequeña incursión a la Grecia plagada de turistas que la autora se permite porque asistir a una boda griega es una oportunidad que no se puede dejar escapar.

«Grecia es como una fanfarria de Goran Bregovic, un caos maravilloso que parece que no puede salir bien y que, sin embargo, acaba llegando a donde tiene que llegar», según Monedero.

La mirada de los personajes enriquecen La otra Grecia, un libro que va más allá del libro-guía de viajes y reúne historias suficientemente interesantes y amenas como para ser leídas en casa, sin necesidad de viajar a Grecia para comprobar como huele y sabe lo que cuenta el libro.

De todas maneras, la autora se ha preocupado de detallar cómo llegar a algunos de los rincones que ha descubierto para que los lectores viajeros no se pierdan, aunque, como ella dice, «el laberinto griego es difícil de desbrozar» y, a pesar de sus muchos amigos, Monedero no ha encontrado la llave de los Balcanes porque «¿acaso alguien la tiene?».