Matando tórtolas
ueven también a mucha admiración las tórtolas, palomitas más que palomas, ideales para el sombrero del mago, menuditas y galanas, guapas donde las haya, elegidas por Yahvé para ser ofrecidas al templo cuando la mujer tenía que ser purificada tras el parto... o invitadas por los moros a los furacos que les reservaban en sus murallas de tapial para que alertaran con su escandalera por si en la noche intentaban enemigos o ladrones escalarlas... tórtolas, esdrújulo amoroso que agranda su arrullo... o su graznido, lo único desagradable de esta belleza con alas, su trompetilla de lata.
Después de avisos y ultimatums, la Comunidad Europea le va a meter un puro muy gordo a España por permitir la caza de la tórtola en la media veda, que es ahora; y tórtola que son dos: la común europea y la turca, cada cual con su collar (hay otras 20 por todo el mundo). Y también viene multa por seguir permitiendo la caza de algunos pájaros, entre ellos los jilgueros.
La tórtola, como la torcaz, es una raza palomera aparte y silvestre, pero colonizan también las ciudades y pueblos, se urbanizan. En esta se ven no pocas. Y jamás se mezclan con las demás. Su bronca principal la mantienen con las urracas, tan devotas de sus nidos y de comerles la crianza. Tengo contadas no menos de una docena de tortolillas tan solo en el solarón descangallado que hay tras Las Cercas medievales donde sus viejas casas amenazan venirse abajo (ya lo hizo la que fue cuna y lumbre de Félix Gordón Ordás), creciendo en medio de toda esa ruina unos cuantos sabugos-saúcos de mucho perifollo, algunos arces, unos manzanos y dos corpulentos ailantos (el árbol de los ingenieros de caminos); pacífica selva en el corazón de la ciudad donde nada ni nadie las inquieta, salvo ratoneros o milanos que sobrevuelan a veces y un elanio azul que asomó un día.
Además, la tórtola es símbolo de amor, fidelidad y amartelamiento o arrumaco teatrero. Se empareja de por vida y, si una muere, la otra no se arrejunta jamás, viva imagen de la «viuda fiel». Ah, y el sereno gozo de los tortolitos es... lo más.