Diario de León

MELENAS DE PLATA

Algo más que una cuestión estética. Una rebeldía de las mujeres. Lucir canas, dejar de ocultar que el cabello se ha vuelto plata. Empezaron las actrices de Hollywood y siguieron la senda princesas y reinas

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León

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Alas canas, a dejar el cabello que vaya cumplieno años y que se vea, se sumó enseguida la reina de España. Como tantas mujeres, la reina Letizia ha optado por prescindir de tintes y lucir una melena que se va tiñendo poco a poco de plata. No oculta mechones de su pelo blancos, rompiendo así con las normas establecidas.

Huir del canon de belleza establecido, o sumarse a este otro, ha sido también la opción de Kate Middleton. La duquesa Catalina de Cambridge, futura reina de Inglaterra ha elegido mostrar su cabello al natural, dejando ver la raíz blanca. Una nueva forma de reivindicación de las mujeres de este siglo, un movimiento iniciado por actrices de Hollywood que tratan de modificar una tendencia que dura siglos y revertir el peso social de las canas.

Lo han hecho también miles de mujeres de todo el mundo aprovechando el confinamiento de la pandemia. El coronavirus ha dado tiempo para sanera el cabello, dejarlo crecer y sustituir los tintes por la coloración natural.

A ese movimiento se ha unido una top de la realeza, Carolina de Mónaco. La primogénita del príncipe Rainiero III y Gracia de Mónaco, que ha cumplido 63 años y disfruta de sus siete nietos, ha decidido dejarse el pelo canoso y olvidarse del tinte. Carolina siempre ha sido considerada una de las princesas más estilosas de Europa y tras este paso ha dejado claro que piensa seguir siéndolo por más que pasen los años.

En septiembre, en un concierto al aire libre de la Opera de Montecarlo en la plaza del Gran Casino se la vio más rubia que de costumbre. Ahora sabemos que se preparaba para darle la bienvenida a una melena de plata.

No es la primera aristócrata que ya no esconde sus canas. Hace meses que la reina Letizia y Kate Middleton empezaron a usar tintes que traslucen las canas dando un efecto de mechas, pero aportando al mismo tiempo más naturalidad al pelo.

Carolina, la princesa rebelde en su juventud, distanciada de Ernesto de Hannover, su tercer marido, aunque no separada legalmente para no perder el título de princesa de Hannover, vive volcada en su papel de abuela, sus labores benéficas, el ballet de Mónaco y la moda, sus grandes pasiones. Con la boda de su hermano Alberto y Charlenne quedó en un segundo plan, y optó por potenciar un perfil más humano y familiar. Los monegascos la adoran y la consideran la más carismática de la familia. Sólo hay que ver que medio país soberano lleva su nombre: desde calles a pabellones, pasando por muchas compatriotas.

El blanco otra vez como reivindicación feminista. Hace más de un siglo en la ropa de las sufragistas. Ahora, en la cabeza.

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