Diario de León

EL MISTERIO SE RESOLVIÓ HACE DOS SIGLOS

En 1822, el erudito francés Jean-François Champollion descifró el sistema de escritura mediante figuras y símbolos pictóricos utilizado por los antiguos egipcios, tras estudiar una serie de inscripciones talladas en la Piedra de Rosetta, el fragmento de un monumento hallado por una expedición militar francesa.

etienne laurent

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Se cumplen dos siglos desde que se consiguió descifrar la escritura jeroglífica que utilizaban los antiguos egipcios, que representó un paso crucial para descubrir una de las civilizaciones más antiguas y enigmáticas del planeta. Antes de que se consiguiera descifrar ese sistema de escritura pictórica, que representa los objetos y conceptos mediante figuras y símbolos, la vida en el antiguo Egipto había sido un misterio durante siglos.

Los jeroglíficos egipcios se utilizaban como un sistema de escritura pictórica consistentes en un conjunto de símbolos que pueden representar objetos, aunque también representan sonidos particulares o grupos de sonidos, según la Enciclopedia Británica (EB) (www.britannica.com). La palabra jeroglífico, que significa «talla sagrada», es una traducción griega de la frase egipcia «las palabras del dios», que se usaba en la época de los primeros contactos griegos con aquella civilización, para distinguir los antiguos jeroglíficos de la escritura de esa época, del egipcio demótico, que surgió en la última etapa del Antiguo Egipto, y fue dominante hacia el 600 a. C.

Se desconocen los orígenes de esta escritura. Al parecer, surgió a finales del periodo predinástico (justo antes del 2925 a.C.), una época en que hubo contactos entre Egipto y Mesopotamia, por lo que se ha pensado que los antiguos egipcios podrían haber tomado prestado el concepto de escritura de los sumerios. Esto es posible, pero incluso si fuera así, los dos sistemas eran tan diferentes en el uso de los signos que está claro que se desarrollaron de forma independiente, recalca la EB.

LA ESCRITURA MÁS ENIGMÁTICA

Muchos principios de la escritura jeroglífica se regularizaron durante la III dinastía egipcia (2650–2575 a. C.) y el sistema permaneció prácticamente sin cambios, utilizando un número constante de signos (unos 700) durante más de 2.000 años, hasta que la escritura fue reemplazada por una versión temprana del idioma copto (alrededor de los siglos III y IV d. C.), informa el medio mencionado.

El descubrimiento, en 1799, de la Piedra de Rosetta, con su decreto escrito en jeroglíficos, egipcio demótico y el conocido idioma griego antiguo, proporcionó la clave para decodificar los jeroglíficos en el año 1822. Un avance que amplió en unos 3.000 años el conocimiento moderno sobre la historia de Egipto.

La Piedra de Rosetta, uno de los objetos antiguos más famosos del mundo, es un fragmento de una estela egipcia (monumento monolítico con inscripciones), tallada en granito negro y con forma irregular.

Esta piedra encontrada rota e incompleta, tiene escrito un decreto publicado en Menfis en el año 196 a. C. en nombre del rey Ptolomeo V (204-181 a. C.), en tres escrituras diferentes: el texto superior en jeroglíficos egipcios (catorce líneas), la parte intermedia en escritura demótica y la inferior en griego antiguo.

El decreto dice que «los sacerdotes de un templo apoyaron al rey», y el fragmento de bloque de roca donde está inscrito, fue descubierto durante una expedición militar francesa comandada por Napoleón Bonaparte, cuando cruzaba la región egipcia de Rosetta; de allí su nombre.

En 1820, el historiador, lingüista y egiptólogo francés, Jean-François Champollion, considerado «el fundador de la egiptología» se embarcó plenamente en el proyecto de descifrar la escritura de la Piedra Rosseta, y fue hace ahora 200 años cuando publicó su primer avance para desentrañar el sistema de escritura egipcio, al que añadió un trabajo con más precisiones en 1824.

Previamente el científico inglés Thomas Young (1773-1829), había hecho avances en el desciframiento de las inscripciones y logró traducir correctamente algunos jeroglíficos de la Piedra, pero la primera traducción completa se atribuye al erudito Champollion (1790-1832).

La importancia de este desciframiento para la egiptología ha sido inmensa, ya que antes, nadie sabía cómo leer los jeroglíficos egipcios antiguos, según los expertos del Museo Británico (MB) en Londres (Reino Unido), donde se exhibe la Piedra de Rosetta, siendo uno de los objetos más famosos de sus colecciones y más populares entre los visitantes. Debido a que las inscripciones dicen lo mismo en tres escrituras diferentes, la Piedra de Rosetta fue clave para descifrar los jeroglíficos, según el MB (www.britishmuseum.org), quienes este año presentan una gran exposición sobre este apasionante tema.

La muestra denominada ‘Hieroglyphs: unlocking ancient Egypt’ (Jeroglíficos: revelando el antiguo Egipto), comienza en el mes de octubre «exactamente 200 años después de aquel momento fundamental», según el BM, y se prolongará hasta febrero de 2023. La exposición reúne más de 240 objetos, incluidos préstamos de colecciones nacionales e internacionales y, por supuesto, la Piedra de Rosetta.

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