Diario de León

LOS MONOS QUE DAN LA LIBERTAD A GIBRALTAR

La leyenda cuenta que mientras queden monos en el Peñón, Gibraltar seguirá siendo británica. Tal vez por eso, la colonia cuida tanto de sus macacos, el único lugar de toda Europa donde estos animales salvajes viven en libertad, y los británicos han aprobado medidas para evitar sacrificios masivos por infección del coronavirus

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Las alarmas han saltado en Gibraltar tras las noticias de los sacrificios en granjas danesas de visones al detectarse la presencia del coronavirus y para impedir que cualquier mutación pueda transmitirse al ser humano. El Gobierno gibraltareño ha decidido reforzar más aún la protección de sus emblemáticos macacos de Berbería (Macaca sylvanus), aumentando la vigilancia de las patrullas policiales en puntos conflictivos conocidos de la Reserva Natural de Gibraltar, único lugar de todo el continente donde estos animales viven en libertad.

Pero el blindaje de esta colonia de monos trasciende el interés medio ambiental o animalista, dado que la superstición cuenta que mientras queden monos en el Peñón, Gibraltar seguirá siendo británica. Y la intención de los gibraltareños es no dejar que el virus acabe logrando lo que no ha podido la diplomacia.

La leyenda que circula por la Roca sobre los macacos repite: «As long as they remain, so will the British». O lo que es lo mismo: mientras ellos permanezcan, también lo harán los británicos.

Ya en 1944, en plena ofensiva contra las tropas alemanas, el primer ministro británico Winston Churchill sacó tiempo para atender lo que consideró una preocupación máxima, la reproducción de los monos de Gibraltar, dando órdenes para aumentar el número de parejas. Desde entonces, el seguimiento de estos monos norteafricanos ha sido constante por parte de las autoridades.

La preocupación por el estado inmunitario de estos animales se tradujo a comienzos de año en el proyecto para una nueva ley de animales que sanciona duramente el contacto con los macacos. Entre 500 y 4.000 libras de multa por tocarlos, alimentarlos o interferir deliberadamente con ellos.

La medida entró en vigor en agosto «ante la evidencia de que el coronavirus estaba siendo transmitido por los humanos a animales como perros, gatos, leones y tigres», explican desde el Gobierno de Gibraltar.

Ahora, los temores se han acentuado tras casos como el de los visones en Dinamarca, con una variante única del virus que se ha traducido en el sacrificio masivo de estos animales. Un escenario que en el Peñón se antoja «particularmente preocupante» dadas las implicaciones que esto podría causar a los macacos de Berbería de Gibraltar. Más en el caso de que se les detecte la covid-19, especialmente si se trata de una mutación, pues podría «afectar potencialmente el desarrollo de una vacuna si no se controla», dice el Ejecutivo gibraltareño. «Las consecuencias serían claramente muy significativas, y podrían incluir la necesidad de sacrificar a nuestros macacos».

Estos primates son unas de las grandes atracciones del Peñón, con una población actual que ronda los 200 animales, con programas de control que incluyen la esterilización de las hembras, su erradicación de los entornos urbanos para concentrarlos en la Reserva Natural y la exportación a otros lugares.

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