El museo que cambió las costuras de León

Tres lustros dan para poco en la historia de un museo, cuya vocación siempre debe ser la de convertirse en brújula sociocultural del ambiente en el que se gesta. Un museo y, más aún, un museo de arte contemporáneo respira para que la sociedad se oxigene con su capacidad para plantear preguntas, aunque en ocasiones estas no tengan respuesta. Y es que el mundo avanza gracias a los interrogantes; nunca a las verdades oficiales.

El Musac nació para eso mismo, para sugerir temas con los que poner en cuestión las certidumbres que lo son, siempre, por la fuerza de la inercia, forzar a los leoneses a observar la realidad desde nuevos puntos de vista. A los leoneses y al resto, porque según los datos aportados por el museo, el 30% de los visitantes proceden de la provincia, un extremo que demuestra el alcance nacional e internacional del centro. La capacidad de los sucesivos equipos del Museo de Arte Contemporáneo de León para entablar un diálogo cultural con la sociedad ha sido uno de sus mayores éxitos.

Aparte de la capacidad de las exposiciones de cambiar nuestro paradigma sobre centenares de aspectos que dábamos por hechos, uno de los elementos que con más fortaleza ha contribuido a dinamizar los procesos de cambio social ha sido el Departamento de Acción Cultural, el Deac. Dirigido desde su creación por Belén Solá, el Deac ha sido un espoleador de las urgencias sociales y culturales del momento.

Diferencia Belén Solá entre líneas de acción generales y proyectos específicos dirigidos a colectivos concretos. «En los primeros años del Musac fueron decisivos todos los talleres de artistas que se ofrecían. Una generación de esta ciudad se vio influida e impulsada a partir de propuestas muy variadas y de diferentes disciplinas que en ese momento eran de muy difícil acceso en nuestra ciudad», asegura.

Enumera la comisaria a la coreógrafa Olga Mesa, a la compañía de teatro L’Alakran o a Rogelio López Cuenca. Precisamente éste último fue uno de los artistas que encendió la mecha del debate. El artista andaluz dirigió Otros mapas , un taller sobre el sentido y la utilidad del arte público. Durante la actividad, el creador intentó que los participantes respondieran a preguntas como el papel que desempeña el arte contemporáneo en las ciudades de Occidente o si otras prácticas artísticas son capaces de generar otras situaciones, más allá de la de proporcionar objetivos al turismo cultural.

Añade Belén Solá que las posibilidades al crecimiento intelectual que desde su apertura ha creado el Musac pasan por Mujeres Creando, o más recientemente Antoni Muntadas, Daniel G. Andujar, Itziar Okariz o Santiago Cirugeda, entre otros, sin olvidar a artistas de León como Nilo Gallego o Chus Domínguez, decisivos para crear una manera de pensar la comunidad creativa en el museo.

La comisaria asegura que uno de los programas que ha sembrado al futuro público de la cultura en León es Pequeamigos, una iniciativa de acceso gratuito, abierto a niños de entre cinco a 12, años, que ha hecho un especial esfuerzo en desprejuiciar el arte contemporáneo como un espacio críptico y elitista para convertirlo en vehículo para el aprendizaje, el juego y la interacción de los procesos creativos a todos los ámbitos de la vida.

Solá subraya que muchos de aquellos niños, que ya no lo son, siguen ligados al museo y a sus programaciones de diferente manera. El Musac también creó un laboratorio de antropología audiovisual experimental, LAAV_, cuyo objetivo es hacer participes de una forma activa en los procesos creativos a colectivos tradicionalmente poco habituados al arte. En el LAAV_ han estado La rara troupe, un grupo que trabaja desde 2012 en torno a temas relacionados con la salud mental y el malestar psicosocial a partir de la creación audiovisual. El trabajo de este grupo fue el germen del LAAV_, que posteriormente ha desarrollado otros proyectos con comunidades como Puta mina (con un grupo de mujeres de la cuenca minera), Libertad (con alumnos de secundaria), y Hostal España, con personas mayores.