Diario de León

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Nanas para el sueño de la guerra

Ilustración del libro Sueños de luto, de Víctor del Reguero. CARLOS RODRÍGUEZ CASADO

Ilustración del libro Sueños de luto, de Víctor del Reguero. CARLOS RODRÍGUEZ CASADO

León

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Asegura que continuará. Sus Sueños de luto (Editorial La Memoria del Norte ), las estampas de la derrota que para España supuso la Guerra Civil tiene la proeza de contar los episodios nacionales que protagonizaron los habitantes de Babia durante la República y la Guerra Civil desde la emoción y la verdad, sin proselitismo. Víctor del Reguero ha arrancado la lírica y la épica para mostrarnos las escenas que vertebraron la historia en uno de los valles de León que más protagonismo tuvo en la contienda. Sus protagonistas lo fueron porque con sus vidas podemos tejer la del resto de personajes cuyas vidas fueron entrelazándose en el final que todos conocemos.  

Con ilustraciones de Carlos Rodríguez Casado, los relatos de Víctor del Reguero cosen un tapiz que obliga al lector a introducirse en la atmósfera que cubrió Babia bélica. Abre la obra Del Reguero con la vida de Ramiro Álvarez y la cierra con un gran silencio, el provocado por la sobrecogedora noche que siguió a los fusilamientos de los golpistas en San Emiliano, una «siembra de muerte» que Víctor del Reguero describe a través de la memoria de uno de los republicanos exiliados: Elías García Lorenzana. «Nada hay que hacer ya, sino recordar con la incontinencia de las lágrimas a aquellos seres virtuosos que no habían cometido más delitos que cumplir con sus deberes de legalidad, de moralidad, de justicia impecable, de consejeros honorables, en fin, de cuantas virtudes somos capaces los hombres conscientes de nuestros deberes ciudadanos».  

No se olvida el autor de las grandes gestas que la república sacó adelante y dedica uno de los capítulos al paso de las Misiones Pedagógicas por las aldeas babianas. Fueron los inspectores de primera enseñanza Rafael Álvarez, Vicente Valls y José Ruiz Galán, los maestros Benito Valbuena, Valeriano Enríquez y Mariano García Lorenzana, José Recalde y Antonio Pérez Merino. Destaca el escritor que las Misiones Pedagógicas fueron algo más que una utopía. La primera siembra desde la que fueron germinando en los años siguientes bibliotecas escolares circulantes enviadas desde Madrid. Todavía en mayo de 1936 se inauguraría la última, antes del estallido de la guerra, en la escuela de Villargusán, al cuidado del maestro Senén Rodríguez».

En el próximo libro se darán novedades sobre el asesinato de las tres enfermeras de Astorga​

Subraya Víctor del Reguero que la idea de este libro comenzó cuando, hace años, comenzó a leer textos inéditos de Guzmán Álvarez. «Escuchaba historias familiares en los calechos y lamentos, ya sabes, ese que sigue diciendo ‘si todavía viviera Fulano lo nos contaría…’ y pensé en un libro de este tipo, en el que la historia y la memoria se abrazaran para plasmar esa derrota colectiva que supuso la Guerra Civil hasta en el lugar más recóndito, en el pueblo más pequeño».  

Advierte además el autor de que este libro continuará y lo hará para iluminar escenas bélicas en León sobre las que aún no se ha dicho toda la verdad. De hecho, el libro se interrumpe en octubre de 1936, con el «copo» del Puerto de Somiedo y la consecuencia de los paseos que se producen en la zona de San Emiliano inmediatamente después. En el citado capítulo se ofrecen muchos detalles del combate y en el próximo libro se van a aportar importantes novedades y una historia basada en documentos y testimonios de la época, acerca del asesinato de los mandos golpistas y las tres enfermeras de Astorga. «Este es un episodio recurrente de la Guerra Civil en León sobre el que se siguen diciendo y publicando versiones sesgadas, cuando no totalmente falsas, aunque se ofrecen con el almíbar de la verdad o como fruto de impresionantes investigaciones, pero cuyos artífices terminan haciendo suya la versión del libro de Concha Espina», denuncia el historiador, que recuerda que no es sino el fruto de la época en la que se escribió. «Además, es una novela, literatura, ficción, en resumen, algo que parece olvidarse».  

—cuyo título nos dirige a la frase de Guzmán Álvarez: Los sueños de los jóvenes se han teñido de luto— ofrece muchos detalles que no se conocían y que han aparecido en archivos, de la mano de descendientes, en memorias inéditas, correspondencia, prensa… «Todas ellas han permitido hilvanar las historias de unos y otros para dar a ver, en este primer libro, que aunque en los pueblos de Babia no hubo propiamente guerra, en el sentido bélico o militar, sí se desencadenó otra guerra que fue más cruenta, y que supuso un completo cambio en todos los aspectos de la vida».  

Entre los capítulos mas curiosos está la trama de Girón de Velasco para llevarse un mastín leonés

El escritor hace hincapié en la importancia que la educación tuvo en el valle: « Estos días lo hablaba con Margarita Taladriz, cuya familia vinculada a la trashumancia nunca dejaba de lado la educación de los más pequeños. Esa conciencia pedagógica secular fue así en toda la montaña leonesa, pero aquí con ciertos rasgos significativos: el simbolismo de algunos maestros o hechos como la feria de los catapotes, con la que cada año iban los mozos babianos a las cabeceras de Asturias para ofrecerse como maestros durante el invierno en las aldeas perdidas bajo la nieve, enseñando a los niños a leer en castellano, porque lo que hablaban en sus casas era bable».  

Entre los capítulos más curiosos, destaca Del Reguero el que cuenta la visita de Girón de Velasco en agosto de 1936 mandando una centuria de Falange. «Se encaprichó de un cachorro de mastín, y trama para llevárselo, lo que más allá de la anécdota da a ver la impunidad y el abuso que se impusieron desde el primer momento.

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